Andalucía colaborará desde este fin de semana para, en la medida de sus posibilidades, aliviar el drama humanitario que persigue a los miles de refugiados que llaman sin éxito a las puertas de Europa. Lo hará dando acogida a un grupo de 25 de ellos que, según anunció este jueves en el Parlamento la propia presidenta de la Junta, Susana Díaz, estaba previsto que llegasen “en horas”. La comunidad se hará cargo de 21 súbditos sirios, dos libaneses y dos yemeníes. De ellos, cinco son menores de edad.
El anuncio se producía horas después de que la Dirección General de Inmigración, dependiente del Gobierno central, confirmase a los Ejecutivos regionales el reparto de los 585 refugiados que España ha accedido acoger. La Junta recibe así por fin respuesta positiva a las múltiples solicitudes que había tramitado ante Madrid para que se le permitiera participar en un proceso que hasta ahora no se había activado. De hecho Díaz, como ya habían hecho varios de sus consejeros durante las últimas semanas, se quejó de que el Consejo Sectorial de Inmigración no se haya reunido desde el pasado mes de septiembre pese a las llamadas desesperadas de las ONG. El Gobierno en funciones, que dio su visto bueno a los polémicos acuerdos de expulsión ratificados con Turquía, congeló el asunto para no soliviantar a Bruselas ni a los países fronterizos.
De momento no han trascendido más detalles sobre dónde se ubicarán ni cómo se gestionará la estancia. Díaz sí ratificó, en una respuesta a la portavoz de Podemos Teresa Rodríguez, que el Gobierno central no ha cerrado “más compromisos” y que tampoco atendió en su día el ofrecimiento que lanzó de abrir a los refugiados 150 plazas de Inturjoven, su red de albergues juveniles.
La Junta, detalló la presidenta, ya se ha puesto en contacto con Acnur para ofrecerle sus equipamientos y que los menores y sus familias participen en un “programa de respiro familiar” parecido a los que fueron experimentados con éxito en el Sáhara.
La Administración autonómica garantiza “todo lo que tenga en su mano” para garantizar la estancia del grupo de refugiados, aunque recuerda que las competencias en la materia recaen sobre el Gobierno central y que será éste quien tendrá la potestad de pulir todos los detalles.
Respuesta tras meses de silencios
El Gobierno central guardó silencio durante meses sobre cuándo autorizaría la llegada de los primeros grupos de los más de 17.000 refugiados que en su día se comprometió a acoger. La Junta y otras seis comunidades firmaron una declaración en marzo en la que exigían al Ejecutivo de Rajoy que actuase ante el agravamiento de la crisis humanitaria.
Parlamento en precampaña: "Susana Manostijeras"
Como en un déjà vu, el Parlamento de Andalucía se ha sumergido de nuevo en el clima de precampaña eterna que ya dominó el arranque de la legislatura en el último tramo de 2015 por la inminencia, entonces, de la cita electoral del 20 de diciembre. Ahora la que asoma es la del 26 de junio y, con dos interminables meses aún por recorrer, el escenario ha vuelto a agriarse.
La sesión de control, la ansiada cita de las 12:00 de cada jueves de Pleno en la que la presidenta se somete a los dardos de la oposición, coincidía con la sesión del Congreso que finiquitó esta escuálida y frustrada legislatura de cuatro meses. Con ese trasfondo los partidos calibraron su artillería. El debate llegó a tomar tintes escabrosos cuando el portavoz del PP, Juan Manuel Moreno, interrogó a la presidenta sobre si se estaban produciendo fallecimientos de pacientes en listas de espera, la rebautizó como “Susana Manostijeras” por los supuestos recortes sanitarios y le reprochó que inaugure “las mismas instalaciones hasta por tercera vez” tras hacerlo antes Chaves y Griñán.
Díaz, que sumando plenos se zafa cada vez mejor de los golpes, replicó con las obsesiones privatizadoras del PP, las imputaciones de altos cargos de la Xunta por las muertes achacadas a recortes en medicamentos y con su argumento preferido, las amputaciones a las prestaciones que atribuye al líder del PP cuando era secretario de Estado.
La senda hacia las urnas dejó un duelo amable sin embargo con Juan Marín, el líder de C’s, quizás por la sintonía heredada del pacto Sánchez-Rivera y las últimas rupturas de la formación naranja con el PP a nivel local que benefician al PSOE. Nueva petición de eliminación del Impuesto de Sucesiones, y poco más. El intercambio dialéctico más adornado fue con Antonio Maíllo. “No hay peor astilla que la del mismo tronco”, le advirtió Díaz con ironía sobre la confluencia IU-Podemos.