En román paladino

De Conde a Paesa y Soria

Abordar el conjunto de personas es reiterar lo que ya se conoce pero hay un nombre que ha estado en todas las salsas que también ha pasado por el país del canal. Se trata de Francisco Paesa

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Estos días sin gobierno con mando en plaza nos están dando sorpresas sin límites. La última ha sido la detención de Mario Conde, banquero, antiguo doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, aspirante a político –aunque sin suerte electoral-, expoliador del histórico Banco Español de Crédito con las malas artes de un broker que echó a las familias veteranas del banco –los Garnica, Gómez-Acebo, Aguirre Gonzalo…- y organizó un saqueo perfectamente planificado para apropiarse de los fondos del banco. Se le acusa de haber traído desde Suiza unos 10 millones de euros. ¿De donde salen esos diez millones? La respuesta es neta: Del saqueo de Banesto.
El otro caso mucho más vivo es que un ministro del gobierno en funciones de Rajoy aparece en los papeles de Panamá, que el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación está desvelando por capítulos con una cadencia cruel que mantiene en vilo a todos los que han estado en relación con el famoso bufete panameño. Ahora le ha tocado el turno al ministro de Industria, Energía y Turismo en funciones, José Manuel Soria, que aparece en la ingente documentación hackeada del despacho de Panamá Mossack- Fonseca. El 23 de septiembre de 1992, el bufete incorporaba a UK Lines Limited en el registro de Bahamas e inscribía entre sus  administradores de la misma a  José Manuel Soria,  éste último ha justificado su comportamiento manifestando a El Confidencial que la compañía offshore en la que aparece es solamente  una sociedad consignataria  y que el titular era su hermano.
Abordar el conjunto de personas  es reiterar lo que ya se conoce pero hay un nombre que ha estado en todas las salsas que también ha pasado por el país del canal. Se trata de Francisco Paesa, espía, colaborador del ministerio de Interior, que ha hecho negocios con el tráfico de armas, que entregó al conocido ladrón y director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, al que, de paso, hurtó parte de su fortuna por lo que –según el refrán- tiene cien años de perdón.  Paesa disponía, con nombre falso, de varias sociedades registradas en el bufete  panameño. Paesa llegó a publicar una esquela para que todo el mundo le diera por muerto. Pero el muerto estaba vivo y se hacía llamar Francisco Pando Sánchez. 

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