Debo confesar mi admiración por el inspector de Trabajo de la provincia de Cádiz Fernando Sicre -otrora incomprendido concejal de Fomento del Ayuntamiento de la capital gaditana-. Días atrás, este profesor de Derecho y asesor económico antaño de Javier Arenas, demostró que él sí sabía lo que tenía que hacer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con las ‘irresponsables y manirrotas’ comunidades autónomas.
En una columna en otro medio de comunicación, Sicre escribió: “El gran problema presupuestario se centra en las comunidades autónomas. Da la impresión de que se carecen de los instrumentos necesarios para exigir la disciplina fiscal y la propia supervisión de las cuentas autonómicas (…) El Gobierno debe de poner en marcha de inmediato medidas coercitivas tendentes a asegurar la disciplina fiscal”.
Días después, Montoro ejecutó en los términos represivos apuntados por el sabio de Sicre: les dio 15 días a las comunidades para que retengan del presupuesto de 2016 ya en marcha el dinero que se desviaron en el déficit del año pasado, incluidos los 1.000 millones de euros que les computaron a última hora por el gasto de los tratamientos de la Hepatitis C que no iba a ser incluido en este capítulo, según les prometió el Ministerio de Sanidad.
Comprobado sus dotes Nostradamus y su influencia en proyectos superiores a los que aparenta con sus numerosas responsabilidades, Sicre haría bien en decirnos por qué no usó su sabiduría para atraer inversiones a la ciudad de Cádiz y bajar la tasa de paro, por qué no evitó el escándalo Quality Food, por qué no dio utilidad al Consejo Rector del Centro Suratlántico de Tecnología (Centi) y por qué abandonó tan pronto sus responsabilidades municipales.
Quien afirmó que el paro no baja más por el aumento de la demanda femenina y “porque los gaditanos no quieren irse a trabajar fuera” podría ahora explicarle a Montoro que habrá que hacer recortes porque con menos dinero no podrán prestarse los mismos servicios. Y, de paso, este alumno aventajado del titular de Hacienda podría iluminar a los presidentes autonómicos, del PSOE y también del PP, que han pedido al Ministerio que les diga de dónde han de recortar porque ya no saben en qué partida meter la tijera sin pinchar en hueso. En fin, aún sigo sin explicarme cómo Cádiz dejó escapar un gran alcalde y España un gran ministro.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
