Abengoa buscará esta semana la adhesión de sus acreedores a un contrato de espera o "standstill", que permita al grupo ganar tiempo para rematar las negociaciones sobre su plan de rescate.
En concreto, este contrato de espera implica que durante el periodo de siete meses, hasta octubre, los acreedores que se adhieran a él no podrán solicitar el concurso ni reclamar deudas.
Abengoa dirige esta solicitud a los tenedores de once emisiones de bonos en dólares y en euros por un importe total cercano a los 4.500 millones de euros. El plazo límite para el envío de instrucciones por los bonistas para adherirse al contrato de "standstill" es el próximo 23 de marzo a las 12,00 horas.
En el caso del resto de acreedores financieros, la compañía ha habilitado un procedimiento de firma del contrato ante notario que se cierra el 27 de marzo.
De esta manera, Abengoa podrá presentar al Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla el 28 de marzo, fecha en que expira el plazo del preconcurso al que se acogió el pasado mes de noviembre, la documentación necesaria para conseguir esta prórroga y poder seguir trabajando en su plan de refinanciación.
El grupo cuenta con el respaldo a su plan de viabilidad, que fue acordado la pasada semana por los bancos del llamado G-7 -reducido a G-6 después de que Banco Sabadell se desprendiera de su deuda en la compañía- y por un grupo destacado de bonistas, del 40 por ciento de los acreedores financieros, porcentaje al que ha sumado más adhesiones.
Abengoa tiene que conseguir la adhesión al plan del 75 por ciento de sus acreedores. El pasado miércoles, la compañía ya indicó que el plazo para conseguirlo se podría prorrogar si la compañía presentaba antes del 27 de marzo el respaldo al plan de un 60 por ciento de la deuda financiera.
En ese caso, la compañía contaría con un tiempo adicional para elaborar detalladamente el documento completo del plan de viabilidad y conseguir la firma legalmente del 75 por ciento de los poseedores de la deuda, informaron a Europa Press en fuentes de la negociación.
EL PLAN DE VIABILIDAD
El grupo presentó esta semana a sus acreedores y bonistas su plan de viabilidad, que prevé una Nueva Abengoa con una deuda corporativa de 4.923 millones de euros, un 47 por ciento inferior a los más de 9.300 millones de euros a cierre de 2015.
De esta cifra total de deuda, 3.740,3 millones de euros corresponderán a deuda antigua y otros 1.182,8 millones de euros a las nuevas líneas de financiación.
El grupo estima que la Nueva Abengoa, que deberá también nombrar un nuevo presidente y un nuevo consejero delegado de acuerdo con su nueva estructura accionarial, tendrá un valor de unos 5.395 millones de euros.
Según el plan, Abengoa recibirá una inyección de unos 1.500 millones de euros, en un plazo máximo de cinco años, que será aportada, principalmente, por los fondos Attestor Capital, Centerbridge, DE Shaw Group, Elliott Management, KKR Credit, OAK Hill Advisors y Värde, que pondrán unos 1.000 millones de euros.
QUITA DEL 70% SOBRE DEUDA ANTIGUA
Según el plan de reestructuración de la compañía, los actuales acionistas verán diluida su participación hasta el 5%. Las entidades que financien el préstamo tendrán derecho a recibir un 55 por ciento del capital social de la Nueva Abengoa.
El acuerdo de reestructuración implica también una reducción del 70 por ciento sobre deuda antigua por un importe de unos 8.462 millones de euros, hasta los 2.336,2 millones de euros, a cambio del 35 por ciento del nuevo capital.
Por su parte, los que aporten los 800 millones de euros de avales que se solicitan serán propietarios del 5 por ciento del nuevo capital restante de la compañía.
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