El diseñador de moda japonés Issey Miyake, reconocido a nivel mundial por su innovador uso de los materiales y las formas, repasa sus más de cuatro décadas de creación en una gran exposición en Tokio.
La muestra "The Work of Miyake Issey" (La obra de Issey Miyake), inaugurada este martes, revisa más de 100 prendas y objetos creados por el modisto desde 1970 hasta la actualidad, y ofrece un exhaustivo recorrido por las inquietudes del creador, para quien "diseñar es un acto de descubrimiento".
Así lo confiesa él mismo en la carta escrita para celebrar la inauguración de la exposición, la primera dedicada a un diseñador en solitario en el National Art Center de la capital nipona, que acoge la muestra en vísperas de su décimo aniversario.
La exposición, que se podrá ver en Tokio hasta el 13 de junio, se divide en tres grandes bloques dispuestos en sendas estancias de paredes y suelos blancos que contrastan con las coloridas prendas del japonés.
En la primera se exponen una serie de prendas transgresoras, como si de un desfile de moda se tratase, encabezas por la obra Tattoo (1970), un mono cuyo patrón fue creado por la directora textil de la firma Makiko Minagawa utilizando técnicas de tatuaje en homenaje a Jimi Hendrix y Janis Joplin, cuyos rostros están impresos en la tela.
Los maniquíes lucen prendas vaporosas, fruto de colaboraciones con artistas plásticos como Tadanori Yokoo, cuyos pliegues se amoldan y caen suavemente con sus curvas.
Tras ellos, un conjunto de laminadas modelos transparentes lucen orgullosas sus bustos, impecablemente vestidos con piezas hechas de todo tipo de materiales duros: plástico reforzado con fibra de vidrio, resinas sintéticas, mimbre, bambú, metales, silicona...
Entre ellas destaca Rattan Body (1981), con sus filamentos oscuros, la que fuera la primera prenda en aparecer como portada de la revista estadounidense Artforum en febrero de 1982.
Miyake (Hiroshima, 1938) "nos ha estado estimulando durante casi medio siglo", dice el comisario de la exposición, Yayoi Motohashi, con su convencimiento" de que todos los materiales se pueden usar para hacer ropa.
Muestra de ello es la última sección de la exposición, la más amplia, ambiciosa e innovadora, donde los pliegues imposibles y las piezas coloristas se entretejen con aquellas que surgen fruto de las nuevas tecnologías como Colombe (1990), hecha con un monofilamento de poliéster cortado con una técnica térmica.
O su proyecto más reciente, 132.5 Issey Miyake, en el que comenzó a trabajar en 2010, en el que utiliza textiles derivados de botellas de plástico (PET) y otros materiales reciclables basados en poliéster para las prendas.
Miyake utiliza las nuevas tecnologías "para dar una nueva vida y sentido a las técnicas artesanas y adaptarlas a las exigencias modernas", argumenta Motohashi en la catálogo de la muestra.
De este modo, el modisto logra imprimir intrincadas formas geométricas mediante algoritmos que reproducen las máquinas y que pueden crear "diseños sostenibles" para aplicar en camisetas, chaquetas y bolsos, e incluso a la forma de las lámparas.
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