Era un secreto a voces que se profesaban de todo menos simpatía y que los apoyos negados en aquellas interminables investiduras de la pasada primavera les convirtieron en enemigas íntimas, pero fue este jueves cuando la tensión acumulada a lo largo de las últimas semanas entre la secretaria general de Podemos, Teresa Rodríguez, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz, explotó para dinamitar cualquier esperanza de entendimiento entre PSOE y Podemos en Andalucía. El Salón de Plenos del Parlamento asistió, casi atónito, al enfrentamiento más tenso y bronco de lo que va de legislatura, con ambas como protagonistas de un cuerpo a cuerpo que en algunos pasajes invadió el terreno personal.
El ambiente lo había caldeado la munición descargada por el PSOE en los dos meses trascurridos desde el 20D y sus acusaciones sobre las supuestas maquinaciones de Podemos para soterrar la unidad nacional. Pero el amargor en el paladar de los de Iglesias no era tanto eso como la bofetada inesperada que los socialistas le habían propinado horas antes al convencer a Ciudadanos, tras una negociación oculta en San Telmo, de que variasen a última hora el sentido de su voto y tumbaran la proposición de ley sobre Atención Temprana que ya se daba por aprobada. Tanto, que la sesión acabó en gritos, reproches y diputados de Podemos y PP consolando los llantos de los padres de los niños afectados.
Por una razón u otra, Rodríguez se colocó ayer delante del micrófono, giró radicalmente su registro y pasó a la ofensiva como no lo había hecho desde que estrenó escaño. Miró desde la distancia a Díaz y comenzó a señalarla de forma enérgica para reprocharle, con contundencia, que “su cortijo apesta” y está aquejado de “podredumbre”.
A partir de ahí, fuego a discreción y en todas direcciones. Rodríguez hizo repaso del rosario de casos de corrupción que sacuden a la Junta, un escenario que llegó a tachar de “guarrería”, y se detuvo en citar, uno por uno, a los nuevos imputados, a los aforados y la “vergüenza” de tener a decenas de altos cargos desfilando por los banquillos. Y en todos los casos, con un “su” por delante, para enfatizar la supuesta complicidad de la jefa del Ejecutivo. La herida de la Atención Temprana, latente, le llevó a preguntar si las decisiones las toma la Junta al estilo del alcalde de La Algaba: “porque les sale de la polla” y porque “se está a los pies del PSOE”.
Ráfaga en la réplica
Luciendo más tablas, Díaz afeó a la jefa de filas de Podemos su “lenguaje tabernario” y deslizó el dedo sobre toda llaga posible. La ráfaga de la réplica alertó de que Rodríguez “recurre al fango” porque su influencia política es nula, le recordó que milita en un partido que coquetea con Irán y que hace mofas con alusiones a los Grapo o ETA, parafraseando a Juan Carlos Monedero. El grado de tensión repuntó cuando Díaz culpó a su oponente de “usar las instituciones para comprar material de campaña, irse de guateque con amigos o pagar multas a militantes”.
Y aún quedaba culparle de utilizar “soflamas chavistas” y regresar por un instante al pasado para rememorar que aquellas negociaciones para su investidura se frustraron porque una presidenta no está dispuesta a ponerse “de rodillas ante nadie”. La única coincidencia, un augurio: “Será complicado que nos entendamos esta legislatura”.
Tan acalorado fue el debate que el clásico pulso Díaz-Moreno se descafeinó. La presidenta volvió a achacarle la “crueldad” de los recortes de Rajoy y el líder del PP insistió de nuevo en las aspiraciones nacionales de la presidenta.
Sólo IU se descuelga en torno al 28F
El PSOE sacó adelante ayer una proposición no de ley, a la que sólo se opuso IU, que con la excusa de reivindicar el 28F trataba en el fondo de retar a Podemos para que se posicionara sobre la unidad territorial. Al defenderla, Mario Jiménez recordó que está en juego “el futuro de España” y adelantó que “Andalucía no será moneda de cambio con Cataluña”. Rodríguez le afeó que presentase a su partido como “el diablo con cuernos”.