“Las hermandades van mejorando en conocimiento y en compromiso”

El Miércoles de Ceniza abre la puerta a la Cuaresma con la vista puesta en la pasión y devoción que hace latir a Huelva en Semana Santa. Es también periodo para plasmar mensajes que muevan el espíritu, y en ellos, tiene magisterio el Obispo de Huelva, José Vilaplana

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  • José Vilaplana -

¿Qué le pide a esta Semana Santa qué está ya tan cerca?
Una Semana Santa en la que podamos experimentar la bondad de Dios, sobre todo, cada uno de nosotros, y después también, para que aprendamos a reflejar la bondad de Dios de cara a los demás. Es el Año de la Misericordia y el Papa ha dado un lema muy sugestivo y es que, por una parte, todos nos sintamos impregnados por esa bondad y misericordia de Dios y que la sepamos reflejar hacia los demás, traduciéndola en los pequeños gestos de cada día.

¿Eso es también lo que debe ser la Cuaresma?, porque no sabemos qué hay del mensaje original de la misma en la sociedad de hoy.
El mensaje de Cuaresma en esta sociedad  va a estar marcado por estas palabras, pero la Cuaresma en general es siempre un tiempo en el que se llama a la conversión y a la renovación, a la autenticidad y a ser coherentes con lo que profesamos, y eso es lo que pedimos marcando un aspecto cada Semana Santa; este año marcamos el de la Misericordia, pero yo siempre espero que sea una Semana Santa con raíz, es decir, que lo que se expresa en la calle tenga raíz en la vida, en la experiencia y en la coherencia, que no sea solo algo externo, sino que eso externo brote de una experiencia de un corazón renovado y que nadie pueda decir que se muestra una cosa y sé es otra, no, que haya esa sintonía y esa armonía de vida.

Porque al fin de cuentas esto no es más que una catequesis pública (apunta Manuel Díaz)…
Exactamente. Pienso que la Semana Santa en la calle surge desde una experiencia religiosa de encuentro con Jesucristo que se quiere mostrar a las personas. Normalmente, yo no sé si habéis oído que antiguamente, que la gente sabía leer muy poquito, la forma de repasar el catecismo mirando las vidrieras y los retablos de las iglesias, es decir, era como el cómic actual, la gente escuchaba, pero al mirar, recordaba, de hecho lo que se representa es la Pasión en los distintos pasos, que recuerdas gestos, palabras de Jesús, etcétera, pero eso, para que tenga realmente consistencia tiene que partir de una experiencia en la que uno dice: “Valoro lo que dice Jesús, lo aprendo en la vida y lo muestro, muestro lo que realmente intento vivir”;

Con arreglo a esto, ¿le pide más pasión, más devoción, o lo mismo de las dos?
Pienso que las dos cosas son importantes, uno realmente afianza lo que cree cuando lo muestra, pero, para mostrarlo también tiene que vivirlo; yo considero una gran posibilidad: el que una población entera durante una semana esté en la calle, niños, jóvenes…, unos como costaleros, otros en las bandas, otros como cofrades, es decir, todos compartiendo un sentimiento, para que eso se viva con mayor plenitud es bueno armonizar todos los aspectos, el interior, el celebrativo, en las iglesias, que la Semana Santa no es solo lo que se celebra en la calle sino también dentro del templo, y lo que se nuestra a la gente para que se pueda compartir.

Manuel apunta: desde su larga experiencia como costalero, que en su opinión hay mucha desinformación religiosa referente a lo que son costaleros, bandas, capataces, lo que se refleja en los cultos de las Hermandades, que vas a ellos y podemos estar 20, ¿dónde está aquí la desconexión?, ¿por qué no se llega?
Una de las cosas que estoy intentando este año, lo intenté ya hace algunos, visitando a los costaleros por la noche, y convocándoles ahora a través de los capataces a un retiro el día 20 por la mañana para explicar la parábola del hijo pródigo, que es maravillosa, es la perla de las parábolas, pero es que claro, ¿qué ha pasado? Hace unos años, cuando yo era pequeño más o menos conocíamos la narración del Evangelio, pero hoy no podemos dar nada por supuesto, y a lo mejor queda lo externo, pero falta la información para descubrir lo más profundo, y en ese sentido estamos intentando que llegue esa reflexión.

Y sobre todo, en el costalero joven, que está preparadísimo en todos los aspectos, pero no acude a los cultos, no en todas las hermandades (M. D.)
Pero ocurre también que Huelva, tiene para la población que somos un porcentaje muy alto de cofradías, y lo que pasa es que uno no pertenece solo  a una y cuando llega este tiempo está reclamado porque es costalero de tal sitio, hermano de tal hermandad, y a veces hay como una sobrecarga. Y hasta ahí cosas que se convocan por diferentes hermandades al mismo tiempo…, pero para mí lo importante es que las personas estén formadas, que les llegue bien el mensaje, que lo conozcan, es lo que estamos intentando y de hecho, la Vicaría para la Celebración de la Fe está haciendo muchos encuentros no solo en Huelva, sino en la provincia, desde cómo llevar la administración, porque somos una sociedad en la que tenemos que saber rendir cuentas, tener transparencia, tener calidad, lo tenemos que hacer bien todo, por eso digo que tenemos que hacer bien todo, bien las cuentas, bien las elecciones, hoy se nos exige una calidad en todo, y nosotros tenemos que hacernos a la idea de que no llevamos las cosas solo de puertas para adentro, es una realidad que la gente puede preguntarnos y nosotros debemos saber responder; yo, cuando digo la necesidad de formación a los hermanos en las cofradías le digo: mire, a usted le van a poner un micrófono delante, hoy es fácil, y lo que usted diga en unos segundos puede estar en Australia, en Estados Unidos, por tanto, lo que tengamos que decir tiene que estar bien dicho, no podemos decir cualquier cosa.

Con todos estos condicionantes, ¿va bien encaminada la Semana Santa de Huelva?
Pienso que vamos mejorando, hay dos o tres coas que he visto que han mejorado mucho: este deseo de formación está, y otra cosa que durante estos últimos años hemos exigido mucho: en el compromiso social, en la calidad, en la cercanía a los pobres, en que conozcan los proyectos que se están realizando, porque las hermandades yo siempre digo que tienen un trípode que es el devocional, el culto, es la formación y es la calidad, o sea, que cuando se funda una hermandad, sobre todo antiguamente, era para que los hermano se apoyaran, no había seguridad social, era para que la persona que se quedaba viuda, el chico que se quedaba huérfano, tenían que estar arropados; esa dimensión de calidad hoy se tiene que expresar en el compromiso para ayudar a Cáritas, de participar en asociaciones que están ayudando a los demás, y en eso, se está creciendo mucho, de hecho, a algunas iniciativas de la Diócesis yo me he lanzado sin temor porque cuento con que los hermanos tienen una gran sensibilidad.

Entonces, ¿por qué está pasando lo que con algunas hermandades?, porque hasta donde yo cuento hay cuatro gestoras. (M. D.)
Pues porque queremos mejorar. Cuando se ve que las relaciones se enquistan, cuando las elecciones se tuercen, no hay inconveniente en decir; “Señores, esto debe ir bien”, y entonces se pone una gestora. Es ayudar a tomar conciencia de que las cosas las tenemos que hacer bien.

Me gustaría saber su opinión sobre si yo no sirvo para ser fontanero, no se me ocurre hacer una instalación de fontanería, porque ahogo a alguien, pero si una persona no vale para un cargo, no te pongas. (M. D.)
Donde participa muchísima gente es difícil que no haya personas que se lancen sin tener la suficiente preparación, que más pronto que tarde se nota que eso no funciona, pero pienso que lo de las gestoras hay que mirarlas en la clave de que queremos ir hacia que las cosas se hagan bien, cuando tengo reuniones y dicen que ahora se exigen más cosas es verdad, pero porque también nos exige más la sociedad, En esto, el problema, que es un problema humano y que seguramente seguirá existiendo es que los problemas son los protagonismos; el protagonismo es siempre el problema para que a veces las cosas no vayan bien, cuando uno pone su persona por delante de la institución a la que tengo que servir.

Lo que ocurre, que eso, para la gente que está fuera del mundo cofrade también constituye un arma…
Porque es un arma arrojadiza, mira estos que hablan de amor, que hablan..., las cosas deben corresponder a su nombre, si decimos hermandad, la relación debe ser fraternal, de hermanos, no de competidores, hermanos que colaboran para que las cosas vayan correctamente. Pero yo veo que vamos mejorando, problemas no estoy pesimista, que hay que trabajar, porque esto afecta a muchas personas, y cuando una cosa no es solo de cinco o seis, que puedes hablar con cada uno, cuando es una multitud la que  forma parte de esto, la concienciación tiene que ser progresiva y no hay que bajar la guardia.

La relaciones actualmente con el Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva van ahora bien, ¿no?
Sí, mis relaciones con el Consejo son muy fluidas, son muy directas, pero también porque cuento con un gran colaborador que es el vicario, el padre Emilio, un hombre que conoce las hermandades muy de dentro, y como colaboradores, además del vicario general hay tres, uno para la transmisión de la fe (la catequesis), otro para la celebración de la fe, que es la liturgia de las hermandades, y otro el testimonio de la fe que es la caridad y el apostolado seglar. Estoy contento con todos, pero el padre Emilio es un hombre que está trabajando con firmeza, y al mismo tiempo con conocimiento. Desde dentro.   

La Semana Santa, además de esta vertiente catequista, religiosa, pero actualmente, se combina con otras cuestiones, es un reclamo turístico y tienes otras implicaciones que no se si se llevan bien en Huelva. 
Yo pienso que se toma conciencia de que efectivamente, además del fundamento religioso que debe sustentar esta experiencia hay un aspecto económico, hay un aspecto turístico y un aspecto cultural, que pienso que son aspectos que se pueden armonizar, lo malo es cuando un aspecto se come a otro, como si dijéramos que por ser cultura y ser turismo lo religioso lo vamos a dejar un poco de lado; cualquier acción nuestra, por ejemplo,  un pintor pinta un cuadro para una iglesia y no solo hace un elemento religioso, hace una aportación cultural y tiene una dimensión que atrae a la gente y viene a verlo, son aspectos que hay que armonizar no se puede hacer una procesión que sea una atracción turística, para ganar dinero simplemente, pero soy consciente que si una cosa se hace con calidad y sale a la calle tiene atracción y repercusiones económicas: por ejemplo, aquí en Andalucía hay mucha gente que tiene su trabajo en la plata, la cera, las flores, en todo esto, ahora también, a la hora de decir, que esas personas sigan trabajando, no hay que exagerar los exornos, pero tampoco hay que descuidar los  porque hay gente que vive de eso. En la vida siempre hay que tener una visión de conjunto y buscar el equilibrio, y eso es posible, si hay diálogo, si las personas nos sentamos a reflexionar y a ver las cosas. Y en ese sentido, creo que hay  un ambiente de diálogo con las instituciones también, y es un trabajo pero que no me crea tensión, aunque algunas veces ha llegado a sobrepasarme porque cuando uno llega de fuera se ve un poco sobrepasado por su dimensión, tanta gente en la calle, tanta repercusión social.

Y la Procesión  Magna, ¿cómo se presenta? (M. D.)
De momento yo di permiso para que de cara al final del Año de la Misericordia se haga, pero lo dejo en manos de que lo organicen ellos, yo di el criterio general, para que sea pedagógica desde el punto de vista religioso, que no sea solo un gran acontecimiento social, sino que esté bien pensada sobre como presentar un relato continuo de la Pasión, lo aceptaron y ahora estarán trabajando.

¿Cuál es su deseo para la Cuaresma y para esta Semana Santa?
Creo que el hombre de hoy necesita sentirse amado, perdonado, acogido, alguien que nos dé la mano para decir “podemos hacer las cosas nuevas”, esa es la experiencia profunda de la Misericordia, y el dios que nos ha mostrado Jesucristo es un dios así, el Dios que nos da la mano, que se inclina hacia la persona humana, que toca el corazón, y podemos sentirnos renovarlos por dentro, por mucho que muchas veces estemos atentos a lo que ocurre en la calle, lo más importante es lo que acontece en el corazón de las personas, esa experiencia profunda de misericordia es la que se desearía, pero que se traduzca en una sensibilidad, en una capacidad de atención, en lo que llamamos las obras de misericordia, es decir, saber decir una palabra exacta a quien ha errado,  un buen consejo, saber visitar a un enfermo, saber preocuparte del que está en la cárcel; es decir, que se genere en nosotros una sensibilidad digamos de apertura, de cercanía y de bondad  hacia la gente.

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