El PP ha clamado en las últimas semanas contra la “parálisis institucional” que, a su juicio, fomenta el cartel de “cerrado por vacaciones” que cuelga en enero en el Parlamento de Andalucía. El grupo de Juan Manuel Moreno ha intentado recabar apoyos para promover que la Cámara deje de ser inhábil durante el primer mes del año porque considera que el escenario político en el que se mueve la comunidad no admite ese paréntesis que frena en seco la dinámica legislativa, pero de momento sólo ha encontrado el tímido respaldo de C’s, predispuesto a secundar la iniciativa si los populares la elevan a propuesta formal.
Actividad política al margen, la otra duda que planea sobre el ciudadano de a pie es si es coherebte mantener bajado el telón durante todo enero de una institución que, por sus dimensiones, cuesta al erario público una nada despreciable partida de millones al año. Y no sólo por las dietas que se embolsan sus señorías, uno de los últimos caballos de batalla de Podemos al considerarlas inapropiadas en meses en los que el trabajo es nulo, sino por el propio engranaje que da vida a la Cámara.
¿Cuánto cuesta mantener un Parlamento sin actividad? Según las cifras de ejecución presupuestaria, la institución que reúne a los 109 diputados andaluces tenía asignados para los nueve primeros meses de 2015 (últimos datos disponibles) 38,4 millones de euros. Aunque no hay regla exacta para determinarlo porque depende de cientos de variables y contratos que fluctúan arriba o abajo, el Parlamento absorbe una media de 4,2 millones de euros mensuales. También en enero, claro, aunque sus señorías anden lejos de sus pasillos.
Esos mismos datos arrojan que un mes de Parlamento debe ser alimentado, por ejemplo, con casi 850.000 euros para cubrir nóminas de funcionarios y otros 570.000 que van a las cuentas corrientes de los altos cargos. El gasto en personal es aún más elevado, porque ahí no se incluyen ni dietas, en el caso de los parlamentarios, ni los incentivos y compensaciones que reciben los empleados en función de sus convenios. Tampoco está contabilizado el personal eventual.
El Hospital de las Cinco Llagas es quizás una de las prolongaciones de la Administración autonómica con mayor entramado burocrático, y eso tiene un gigantesco coste fruto de la trascendencia de lo que se dirime entre su laberíntica red de salones, alas y plantas, pero también por las dimensiones y la cantidad de recursos que consume.
Suculentos contratos
El Parlamento tiene en estos momentos pendientes de adjudicar, por ejemplo, dos cuantiosos contratos que dan cuenta de la complejidad de la institución. El primero de ellos debe autorizar en las próximas semanas la adjudicación de la vigilancia y seguridad privada del recinto, que se extiende no sólo a la propia institución sino también a la Cámara de Cuentas. Si se hiciese en los términos iniciales recogidos en el pliego de condiciones, que contempla un precio 2,38 millones por dos años de servicio, eso implicaría que velar por la ausencia de incidentes en las instalaciones cuesta 100.000 euros mensuales, a razón de casi 3.400 euros diarios. Incluido el inactivo enero.
El otro suculento contrato es el del mantenimiento de los edificios sobre los que se despliega el Parlamento, un largo listado de encargos que engloba desde cambiar bom billas hasta garantizar el funcionamiento de las redes de abastecimiento o los aparatos de aire acondicionado. Para esa partida, también pendiente de resolver, hay reservados 1,48 millones de euros para el próximo bienio, a casi 62.000 euros mensuales. Y la lista de gastos sigue, sin discriminar entre los meses hábiles y los desaprovechados.
Medallas, inglés... y lucha contra las termitas
Cientos de empleados, 109 diputados circundando el hemiciclo y las dimensiones de un edificio cargado de historia requieren un ingente desembolso anual. Las partidas más comunes que engrasan la maquinaria del Parlamento de Andalucía afectan al capítulo de nóminas o al mantenimiento de los edificios, pero el presupuesto que se le asigna cubre también otros gastos que dan cuenta de su complejidad. Por ejemplo los 34.100 euros que sirvieron para contratar a una empresa externa que protegiera las estructuras más sensibles del edificio de las termitas en 2014, o el contrato de 521.000 euros para que sus señorías y el resto de altos cargos dispongan de telefonía móvil con acceso a internet y a tráfico de datos.
El pasado año también se encargó a un establecimiento especializado que suministrara 120 medallas, y otras tantas reproducciones en miniatura que luego fueron entregadas a los diputados. En total, 51.920 euros para que los representantes políticos recibieran la distinción que les acreditaba como testigos del arranque de la décima legislatura. Ese mismo ejercicio, según una adjudicación cerrada el pasado mes de septiembre, se autorizó otra partida de 15.600 euros para que los empleados de la Cámara perfeccionasen sus conocimientos de inglés.
El mantenimiento del software informático (casi 25.000 euros) o la renovación del vestuario de los ujieres (unos 66.000 euros) también figuran en el listado de licitaciones. Sólo el mantenimiento de los jardines, durante dos años, cuesta 292.000 euros, unos 12.000 euros al mes.
Otro de los contratos más jugosos, formalizado el pasado mes de junio, es el que atañe a la limpieza del Parlamento y de la Cámara de Cuentas. En total, algo más de 2,3 millones por dos años. Traducido, unos 96.000 euros mensuales que en enero, al caer la actividad, habrán sido más rentables.