22:49 horas del domingo 20 de diciembre. Escribo en mi cuenta de twitter: “Sé de una en Triana que empieza a afilarse el colmillo”. No tiene mérito alguno, no había descubierto la pólvora para nadie que no siga la actualidad política en este país. Era lo previsible. Si el candidato se estrellaba, más de uno o una lo desheredaría en el acto. Si el aspirante se quedaba con opciones reducidas de tocar poder, sus hasta ahora adláteres le repudiarían por miedo a la incertidumbre o al abrazo del oso. Es la política o es una metáfora de la vida. La situación que vive ahora el PSOE a nivel nacional tras el tablero que ha dispuesto el 20D, con un Pedro Sánchez que solo piensa en la Moncloa frente a baronesas de su partido como Susana Díaz que han dado órdenes de replegar velas, recuerda mucho al escenario post elecciones municipales en Jerez de hace medio año. Todo recuerda demasiado a las primeras semanas de junio del año que está a punto de morir.
En franca minoría, la ahora alcaldesa, Mamen Sánchez, tuvo que enfrentarse (también) al aparato de su partido para gobernar. Las fricciones venían de más atrás pero los discretos resultados quebraron la cuerda. Los sectores de la izquierda o no izquierda, la amplia mayoría social que había bramado cambio en las municipales, la impulsaban a enfrentarse a lo habido y por haber con tal de expulsar a la arbitraria derecha del Ayuntamiento y alzar el bastón de mando. Consciente de que abandonaba el mullido escaño del Congreso tras década y media, solo ser alcaldesa suponía volver por la puerta grande a su tierra. En la tarde del viernes víspera de la investidura, hay quien todavía recuerda el intercambio de gritos en la segunda planta del edificio de los sindicatos. Era la escenificación de la ruptura total entre lo orgánico y lo institucional alimentada por los deseos de la candidata de gobernar y las presiones de la dirección del partido para “dejar que se estrellen y que se coman el marrón que ellos han creado (por el PP)”. ¿Que ‘se coman el marrón’? ¿Qué partido puede si quiera sugerir algo así cuando lo que está en juego es el futuro de una ciudad herida de muerte y cuando ha concurrido a unas elecciones, se supone, para gobernar?
Extrapolando los resultados de las últimas Elecciones Generales a unas municipales que se celebrasen hoy en Jerez, el escenario sería bien distinto al de mayo pasado. Antes de que los puristas de la política se lleven las manos a la cabeza (¡no se deben extrapolar resultados electorales salvo que me convenga!), hay que decir que nada de lo que se diga aquí es científico. Pero sí arroja una tendencia: los socialistas, pese a haber perdido votos frente a las generales de 2011, ganan peso en la ciudad respecto de las últimas municipales de hace seis meses. Y lo que supongo que es aún mejor para ellos: el PP pierde mucho más. A la vista de aplicar la ley d´ Hont al escrutinio final de la jornada electoral del pasado 20 de diciembre, el PSOE de Mamen Sánchez crecería en un concejal más hasta llegar a 8, mientras que el PP de Pelayo (por ahora) pasaría de contar con 11 a retroceder a 8 ediles, los mismos que los socialistas. Ganemos-Podemos también crecería en un concejal frente a los cinco actuales, por lo que ya no habría excusas para formar un gobierno de coalición. Los 8 del PSOE más esos 6 hubieran conformado la mayoría absoluta. Algo que no podría alcanzar el PP ni aun contando para una alianza política con Ciudadanos, que aun así duplicaría sus dos ediles actuales a la vista de los sufragios que logró el partido de Albert Rivera el 20D en Jerez. A su vez, todos estos resultados también cambiarían el rumbo de Diputación y la composición de su pleno.
¿Sirve de algo esta extrapolación? Aparentemente no. ¿Significa que Mamen Sánchez acertó desoyendo las ‘recomendaciones’ de su partido en junio pasado para darlo todo por ser alcaldesa y expulsar al PP del gobierno? La única ventaja de jugar con fuego, citando a Wilde, es que uno aprender a no quemarse. Quién sabe si dentro de tres años y medio todo esto se verá como un profundo acierto. A algunos todavía se le atraganta el trozo de entrecot cuando recuerdan que vaticinaron que Irene García la había ‘cagado’ dejando la Alcaldía de Sanlúcar o que González Cabaña desaparecería del PSOE tras enfrentarse a cara de perro con Griñán en aquel mítico congreso sevillano. En política como en el fútbol, hasta para colgar balones en el área en el minuto 92 o para perder tiempo en un córner al final de la prórroga hay que poner en marcha una estrategia. Por muy improvisada o a contracorriente que ésta sea.
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