La libertad de saber elegir

Publicado: 27/09/2015
Las personas pueden adquirir sentimientos que en forma subjetiva sienten que son de su propiedad, pero que fueron inyectados de un aprendizaje cultural intenso con fines reactivos en las formas de expresar las emociones.
La vida es un laberinto de complejidades. Una enseñanza libre y de calidad medible es aquella que ayuda a no regresar a la ignorancia. La verdad tiene un precio y la persona ignorante siempre está dispuesta a pagarlo consciente o inconscientemente. El ingenio de la educación es resolver las complejidades que presenta la vida; aunque, por lo general, las personas buscan más el consuelo que la verdad; se arropan en las creencias y las ideologías. En lo público, sin la verdad política, el ciudadano está indefenso.

El conocimiento de las cosas nos adentra elegantemente en la belleza de la consciencia y nos aleja de la ordalía (prueba) de la maldad. Para vivir plenamente hay que renacer dentro de uno mismo, eso es la consciencia, la que llena de vida la conciencia. La persona que vive inconscientemente desconoce el arte de vivir (vivir de manera capaz de vivir). En la motivación inconsciente, las personas pueden adquirir sentimientos que en forma subjetiva sienten que son de su propiedad, pero que fueron inyectados de un aprendizaje cultural intenso con fines reactivos en las formas de expresar las emociones.

Cuando los políticos quieran ver que los estados no forman parte de una geografía, sino de una psicología, habrá triunfado la sensibilidad política del diálogo. La vida política actual es la paradoja del huésped que es anfitrión de sí mismo y de su mercancía de poder; debemos diferenciar autoridad política e intereses de poder; con ello, se acabarían el independentismo, la inmigración, las agencias de calificación crediticias y otros artificios; el mundo viviría en concordia con la verdad, sólo habría tres letras en el tesoro: PAZ.

El Mago de OZ siempre está al acecho para trazar el retrato de los intereses económicos sobre la legitimidad de los pueblos. La paz nace de la justicia social y no de la mentalidad consumista o de la apariencia de la falsa educación de los medios (una fotografía equivocada de la realidad). La caricatura de las palabras no nos dice que cuando hablamos de un problema estructural, nos estamos refiriendo a la estructura que ha permitido el problema; los sistemas funcionan cuando tienen la capacidad de corregirse a sí mismos. Las palabras cuando colorean los problemas son bellas, y si son sencillas, poseen pedagogía; superan sus significados dando soluciones a los intereses sociales.

Todos los seres humanos son competentes para la vida, poseen una tendencia a hacer algo, son por naturaleza activos, la disciplina no es una forma represiva de conducta, es una dirección correcta de aquel que ejerce control de la misma; su eficacia se manifiesta en el funcionamiento competente.

El gregarismo, que crea con facilidad relaciones interpersonales, evoca un patrón de respuesta distintivo y proporciona a las personas identidades particulares, producto del contexto de desarrollo de las potencialidades pretendidas; engendra en las diferentes personalidades del grupo una cultura propia, evita el miedo al fracaso personal del bagaje de una mala enseñanza y satisface la necesidad psicológica de pertenencia.

La manipulación de las masas es la utilización gregariamente consciente de la política en beneficio de unos intereses que dañan a toda una sociedad. Una reflexión final, en política una interpretación post hoc (después del acto) es uno de los elementos perturbadores del sistema y que el mismo sistema no puede corregir, de ahí la importancia de la libertad de saber elegir.

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