La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se sometió ayer a las preguntas de los grupos políticos con representación en el Parlamento por primera vez una vez reincorporada al curso político tras su baja maternal. Ese último tramo del Pleno que arrancó el miércoles escenificó el desdoble de dos versiones diferentes de la jefa del Ejecutivo.
La primera sirvió para demostrar que no olvida la afrenta sufrida el día anterior, cuando por primera vez en la historia de la Cámara la oposición logró tumbar la convalidación de un decreto ley presentado por un Gobierno socialista, el que trataba de contabilizar como tiempo de servicio el desempeñado por el personal interino. No salió adelante por una sintonía de votos entre PP y Podemos. Díaz no utilizó la palabra “pinza” en su queja durante sus turnos de palabra, pero sí que deslizó, en cuanto pudo, que el Hospital de las Cinco Llagas había vivido la jornada anterior una especie de reedición de “viejas etapas de la política andaluza”.
La segunda versión fue la de la mano tendida. Díaz se la ofreció por ejemplo a Podemos para cerrar iniciativas en defensa de la educación pública, y también a Ciudadanos, su aliado virtual desde la toma de posesión que la convirtió en presidenta. A la formación que preside Marín le reconoció que comparte su visión sobre la necesidad de reducir el número de integrantes de los Consejos Audiovisual y de la RTVA, pero no quiso avanzar más “por respeto al Parlamento”, dejando entrever que la iniciativa aguarda en la cartera. Sobre la reforma fiscal exigida una y otra vez por Ciudadanos -incluso con amenaza de no apoyar el Presupuesto autonómico en caso de que no vea la luz en 2016- hubo también acercamiento. “Se intentará”, adelantó la presidenta, pero sin avanzar en fechas.
El enfrentamiento, cómo no, estaba reservado al cuerpo a cuerpo entre Díaz y el principal líder de la oposición, Moreno Bonilla. Al presidente de los populares le afeó la presidenta querer “destruir” al Gobierno, haber “maniatado” la constitución del Ejecutivo durante 80 días e incluso, elevando el tono, de haber sido cómplice de la “crueldad” del Ejecutivo de Rajoy con Andalucía en forma de recortes y en las grandes cifras de la financiación.
El discurso boomerang le devolvió a Susana Díaz argumentos de Moreno sobre precariedad sanitaria, educativa o el bloqueo a sus iniciativas en la Mesa del Parlamento. Y eso en una sesión en la que se oyó hablar de consenso... La presidenta anticipó también que los Presupuestos de 2016 volverán a tener una clara vertiente social, en línea con el discurso clásico del PSOE. Como única novedad, adelantó que la partida en inversión crecerá.