Una familia denuncia un presunto caso de bebé robado en Aguilar

Publicado: 16/09/2015
Los aguilarenses Antonio Avilés y Carmen Luque se han decidido a poner en manos de la justicia un posible caso de niño robado
Los aguilarenses Antonio Avilés y Carmen Luque se han decidido a poner en manos de la justicia un posible caso de niño robado. Y es que tal y como relataron ayer siempre tuvieron la sospecha de que “algo raro” había pasado con el bebé al que Carmen dio a luz en el año 1964. Se trataba de su primer hijo.

Según relató el niño nació sietemesino y, por ello, debió quedar ingresado para ganar algo más de peso en la antigua residencia Noreña de la capital cordobesa. Hasta allí llegaron tras las gestiones realizadas por un médico natural de Aguilar que contaba con su consulta en Córdoba, Miguel Calvo.

Una vez que la madre se recuperó del parto le dieron el alta pero el pequeño quedó hospitalizado. Cada día, continúa Carmen, “el niño iba ganando peso y recuperándose”. Todos los días iban a visitarlo al hospital desde Aguilar. Una de esas jornadas, al llegar a Aguilar vieron que había revuelo en casa de una vecina de la calle Calvario que tenía teléfono. Y es que desde el centro sanitario habían llamado para decir que el niño había empeorado algo pero que no era necesario que fueran de nuevo a Córdoba, que ya les avisarían. 

Ellos no esperaron a ese aviso. A primera hora de la mañana se fueron para Córdoba y cuál fue su sorpresa cuando les dijeron que el niño había fallecido. Una enfermera les comentó que había muerto de “calentura mortal”. Cuando ellos llegaron al hospital incluso estaba ya allí un representante de una funeraria para proceder a su entierro.

Les dijeron que no era conveniente ver el cadáver para evitar ese “mal trago”. No obstante los padres insistieron y vieron el cuerpo del pequeño. A la madre le extrañó que la piel del hombro, que fue lo único que vio, estaba muy arrugada. “Cómo si no estuviera recién muerto”, explicó angustiada a este periódico. Esto le hace pensar ahora que fuese otro bebé muerto y que no se tratara del suyo.

En ese momento  “creímos todo lo que nos dijo la enfermera y el personal del hospital”. También es curioso que ningún médico habló con ellos para explicarles cómo había sido el final del niño. Tramitaron el entierro por medio del seguro que tenía suscrito la madre de Carmen. El niño quedó en el hospital para ser enterrado en la intimidad sin la asistencia de la familia. Este fue el consejo que les dieron porque este tipo de entierros de recién nacidos se hacían de manera conjunta y era recomendable evitar ese mal rato a la familia.

SIEMPRE CON LA SOSPECHA

El matrimonio siempre había tenido la sospecha de que algo raro había pasado. Por eso cuando vieron en televisión los primeros casos de niños robados también comenzaron a investigar. Entonces se encontraron con la sorpresa de que el fallecimiento sí estaba inscrito en el Registro Civil de Córdoba pero, sin embargo, en el libro de entierros de ningún cementerio de la capital cordobesa consta que se enterrara a ningún niño en esas mismas fechas.

Todas estas pesquisas les hicieron ponerse en contacto con la asociación nacional de afectados por adopciones irregulares, Anadir. Precisamente con esta asociación presentarán una demanda conjunta el próximo mes de octubre para que se investigue su caso.

Ahora tanto Carmen como Antonio están esperanzados en que se aclaren las dudas que han tenido durante toda su vida. Y dicen que “si existiera ese hijo lo querríamos como nuestro porque fue el primero que tuvimos después de casarnos”.

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