De pie, micrófono en mano, vestido con un simple polo liso de color beis, y en un pequeño y abarrotado salón de un hotel de Sevilla donde hace medio siglo cofundó el Partido Andalucista, Alejandro Rojas-Marcos ha dado la cara tras la autodisolución del partido el domingo pasado. "La responsabilidad es del partido, mía y del pueblo, que es evidente que no está interesado en tener un partido andaluz". Eso sí, puntualizó, "yo he sido cofundador y líder hasta 1982, después de mí hubo muchos otros", recordó citando a todos los secretarios generales tras él. Además, dijo, "nunca he hecho las cosas solo".
"Ha sido titánico lo que el PA ha hecho para sobrevivir estos 50 años, pero en política, como en la naturaleza, hay depredadores, esto forma parte de la dinámica". Entre los depredadores, sin citarlo, se encontraría el PSOE, a quien el PA se enfrentó tras gobernar la Junta ocho años. "Esto desató la respuesta del aparato de poder socialista. Al final, la sangre política del PA ha salido muy barata".
Caída
El que fuera alcalde de Sevilla entre 1991 y 1995, en los años de la Expo, aseguró que el partido estaba "agotado políticamente" y se mostró esperanzado en que "dirigentes jóvenes de edad o espíritu" puedan ofrecer una alternativa a los votantes andalucistas. El PA se ha ido desangrando desde el inicio de la crisis, pasando de rozar los doscientos mil sufragios en las autonómicas de 2008 a los 60.000 en las de marzo pasado. Ha conservado, eso sí, poder local, con 319 concejales en las municipales de mayo, lo que lo convierten aún hoy en la cuarta fuerza con más representación municipal.
El veterano político andaluz, nacido en Sevilla hace 75 años, lamentó no obstante que el PA no tenga "desde hace años" concejales en los principales municipios de Andalucía. Frente a ello, y preguntado por Podemos y Ciudadanos, "los nuevos partidos responden a lo que interesa al pueblo".
También tuvo palabras de amargura para con los votantes andalucistas, de los que dijo que la mitad son prestados de otros partidos tradicionales como PSOE y PP, y la otra mitad son votantes de corazón. "De ellos, la mitad está llorando y la otra mitad esperanzada por el nuevo proyecto que pueda surgir".
Rojas-Marcos, que del debate soberanista catalán sólo dijo que no lo envidia porque nunca ha sido separatista, rechazó además que los ocho años de gobierno en coalición con el PSOE en la Junta entre 1996 y 2004 influyeran en la caída del voto. "Nosotros quisimos echar del gobierno al PSOE con apoyo de IU y PP tras dos años en que estos partidos hicieron la pinza. Nos dijeron que no", justificó. Así, entre la historia, la amargura y la esperanza, ofreció ayer su canto del cisne político, quizá, el andalucista más relevante desde Blas Infante.