Un vecino de Loja, en Granada, ha levantado con sus propias manos una ermita y una casa-cueva. Pero lo ha hecho con una peculiaridad, y es que todos los elementos que se encuentran en estas dos construcciones son reciclados, encontrados por José Antonio en la basura o tirados por la calle.
Tener una segunda vida, dice, es muy positivo. En este caso, a favor del turismo sostenible.
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