El cuadro de San Rafael del pintor del Barroco Antonio del Castillo ha sido trasladado este martes desde su ubicación en el Ayuntamiento de Córdoba, junto al Salón de Plenos, hasta el taller del conservador del patrimonio municipal para proceder a su restauración, tal y como anunció hace algunas semanas la Delegación de Presidencia del Consistorio.
Bajo la supervisión del conservador municipal Enrique Ortega, operarios especializados han realizado el traslado del cuadro que representa al custodio de Córdoba con el objetivo de iniciar un proceso de limpieza y restauración, que también incluirá medidas para proteger una obra que data de mediados del siglo XVII y que posee un especial significado para la ciudad.
Con un presupuesto de unos 1.300 euros, que incluye el traslado y el coste de los materiales, la intervención en esta obra pictórica quiere ser un primer gesto con motivo del 400 aniversario del nacimiento del pintor cordobés Antonio del Castillo, que se cumple en 2016.
La restauración, de la que se encargará el restaurador y conservador municipal, se llevará a cabo en su taller, ubicado en dependencias del Museo Taurino, y consistirá esencialmente en reparar la capa de barniz, afectada por los cambios de temperatura y la humedad.
Se espera, según informaron en su día el teniente de alcalde de Presidencia, David Luque, y la teniente de alcalde de Cultura, María del Mar Téllez, que la restauración del cuadro esté finalizada antes del 24 de octubre, festividad del Arcángel San Rafael, de modo que para ese día pueda estar expuesta para el disfrute de todos los ciudadanos.
PLAN MUNICIPAL
Esta actuación en el cuadro de San Rafael se inscribe en un plan de restauración del patrimonio municipal anunciado por Luque y Téllez. Una iniciativa, en palabras del teniente de alcalde de Presidencia, que "se intentará que todos los grupos la aprueben", de manera que "se pueda trabajar tanto en este mandato como en el futuro".
Cabe recordar que el lienzo de San Rafael fue encargado al pintor Antonio del Castillo por el Consistorio en 1652 para conmemorar la gratitud de la ciudad de Córdoba hacia su custodio tras la amenaza de una epidemia de peste; y que en el año 2003, como reza una placa situada junto al cuadro, la Asociación Amigos de los Museos de Córdoba financió una restauración del mismo, dado que presentaba daños importantes que exigían consolidar la capa pictórica.
