A vueltas con la reforma laboral

No sé por qué hay quien se sorprende de lo que piensa y no siempre dice el presidente de la patronal. Es lo mismo que piensa la derecha y con ella toda la gente con o sin adscripción política afín al PP...

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No sé por qué hay quien se sorprende de lo que piensa y no siempre dice el presidente de la patronal. Es lo mismo que piensa la derecha y con ella toda la gente con o sin adscripción política afín al PP. Más que escandalizarse habría que agradecerle al señor Díaz Ferrán y a los neoliberales declarados de este país la claridad y la coherencia en sus ideas y, además, se debería tomar nota. Qué pena que la memoria de algunos sea tan débil y escasa y para colmo haya entre éstos tanta reticencia a ejercitarla. Por lo visto aquí se ha olvidado que cuando la cosa iba viento en popa, en la época del primer gobierno de ZP, la oposición que lideraba y lidera Rajoy o no hablaba nunca de la situación económica, porque estaba más preocupada por la posible desmembración del estado español, por la investigación en torno al 11-M y por la negociación con Eta, o lo hacía para explicar que la bonanza de que se disfrutaba era debida a los aciertos de Rato y a que Solbes estaba siguiendo su misma línea. Quien quiera comprobar este detalle no tiene más que acudir a las hemerotecas o consultar las actas de las sesiones del Congreso y ver las interpelaciones y las propuestas que en lo que se refiere a la economía los populares planteaban.

Que la CEOE reclame una nueva reforma laboral y aún más flexibilidad, al tiempo que critica lo que considera un exceso de protección social a los desempleados, pese a lo que está cayendo, tiene su lógica, y que el brazo político de esta organización apoye dicha reclamación, por lo bajini, también, aunque tanto unos como otros deberían recordar y tener en cuenta que la última reforma del mercado de trabajo llevada a cabo en 2006 contó con el beneplácito de todos, incluidos los empresarios, y que el sistema de ayudas para quienes están en paro apenas si ha cambiado desde mucho antes.

Entre los patrones hay quien abogaría, y sin ruborizarse, hasta por la eliminación de todo tipo de subsidio a los parados, algunos más incluso por los que se destinan a otros colectivos sociales desfavorecidos, lo que podría ser más que legítimo y respetable hace años, pero, además de herejía, sería y es hoy una afrenta contra los más elementales derechos y, sobre todo, la dignidad humana.

Me pregunto qué tal le sentaría a uno de esos grandes ideólogos de la clase empresarial, cuyo ideal sería contratar y despedir a capricho sin regulación ninguna, hacer cola en una oficina del Inem buscando un curro y no tener a nadie que le eche un cable en tanto lo encuentra.

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