De vuelta a Ítaca

Antonio Castejón, el carnicero que ya no tiene medalla

Castejón, lejos de haber prestado servicios a la comunidad, cometió delitos de lesa humanidad, siendo uno de los máximos responsables del exterminio sistemático de personas motivado por cuestiones ideológicas en el sur de España...

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  • Antonio Castejón -

Hoy Sevilla me parece más hermosa que nunca, y no es que antes no lo fuese, pero ahora lo es más; y resulta que esto es así por algo que la mayoría de los sevillanos ignoran, y es que el déficit que tenemos en este país en el estudio de la memoria democrática hace que parezca intrascendente lo ocurrido la pasada semana. Pero no lo es. Por fin el Ayuntamiento ha retirado la Medalla de la ciudad a Antonio Castejón, aquel militar sanguinario que, gracias a la dictadura, fue condecorado con una distinción que supuestamente se entrega a personas que destacan “por acciones o servicios que tengan como referencia la solidaridad y el trabajo por la comunidad”. Desde luego, que nadie podría estar más apartado de esa definición que establece el reglamento de honores del Ayuntamiento que el propio Castejón, pero en tiempos oscuros esas cosas ocurren.

Castejón, lejos de haber prestado servicios a la comunidad, cometió delitos de lesa humanidad, siendo uno de los máximos responsables del exterminio sistemático de personas motivado por cuestiones ideológicas en el sur de España. El rastro de sangre y muerte que dejó tras sus acciones ha sido reflejado por estudios tan serios como los firmados por el historiador Francisco Espinosa, quien ha pasado media vida encerrado en archivos civiles y militares para documentar escrupulosamente lo sucedido. Y lo que pasó no fue poco.
Al ser tomada Sevilla por los sublevados, y mientras Queipo alentaba a sus muchachos desde la radio, Castejón organizó la limpieza de muchos pueblos antes de dirigirse al norte. Una vez reducida la Macarena y Triana; El Arahal, Morón, Écija, Osuna y otros muchos municipios conocieron cómo se las gastaba Castejón. A pesar de que en muchos de ellos ni siquiera hubo resistencia, los militares a su mando apoyados por los falangistas, aniquilaban el primer día al uno por ciento de la población, siguiendo una técnica represiva que los africanistas ya habían puesto en marcha en Marruecos.

Como rara vez ocurre, parece que todos los grupos han comprendido que quitar la medalla a un personaje como Castejón era algo necesario. Todos, desde la derecha a la izquierda, han entendido que seguir rindiendo honores a quien participó en matanzas como las de Zafra o Badajoz no es compatible con la democracia, como tampoco lo es con la verdad y la justicia, esos inalienables valores que, al ponerse de relieve con la retirada de la medalla a un criminal, han hecho que yo crea que Sevilla hoy es la ciudad más hermosa del mundo.

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