Delegado del Gobierno en Andalucía
desde hace unos meses, Antonio Sanz habla de su
nuevo cargo pero también de la situación política y de las negociaciones que se llevan a cabo
para que Susana Díaz pueda, o no, conseguir ser presidenta de la Junta de la Andalucía.
Hace dos semanas se constituyó el nuevo Parlamento en un ambiente de crispación que Antonio Sanz vivió desde la tribuna de invitados. ¿Comparte la sensación de haber asistido a una de las sesiones más agrias y crispadas?
—La verdad es que sí, no fue la mejor de las sesiones de constitución y eso que estuve en la del 94 como miembro de la mesa de edad. A los que queremos y sentimos el Parlamento, fue de las pocas ocasiones en las que no hubo acuerdo
entre las fuerzas políticas para representarlos en la Cámara, y con cierta añoranza veía la situación. Pero todo tiene arreglo, quien tiene la obligación de solucionarlo es quien gana. Aprendemos de todas las lecciones, cuando perdemos más, pero cuando ganamos también, hay que ser generoso, buscar puentes y diálogo. Y eso ha faltado. Es una bronca que se debería haber solucionado antes. Esperemos que sea el comienzo y no el recorrido, porque el Parlamento andaluz tiene mucha viveza.
Le ha tocado estar siempre en la oposición pero ahora tiene responsabilidad de Gobierno, ¿cómo lo vive?
—Es una experiencia distinta y satisfactoria, pero también potente por la experiencia de trabajo del Parlamento, del partido y del Senado. Se dialoga mucho más, se acuerda mucho más y se soluciona mucho más de lo que la gente se imagina. Intento que se mantengan puentes, me he comprometido a ser dialogante y con la mano tendida a todas las instituciones, con un diálogo fructífero, no sólo representar y ser la cara del Gobierno de España o coordinador de las fuerzas de seguridad, sino para que la sede sea un instrumento de servicio de la solución de los problemas, que sea útil, ser enlace entre el gobierno y las instituciones y colectivos para que los problemas que marchen a Madrid vengan resueltos en menos tiempo, más ágil, pero que no sea sólo algo institucional, porque me aburriría muchísimo, intento ser proactivo.
En Cádiz lo denominaban el alcalde de los alcaldes...
—En parte, de ahí lo aprendí. El estar en Madrid fue utilizado por los alcaldes para estar más en contacto y ahora desde la Delegación de Gobierno puedes tener una interlocución más directa y ágil, pero con alcaldes de todos los signos políticos, incluso con la Junta. Otra cosa es la continua estrategia de la Junta en busca de la confrontación, que es más un victimismo para tapar sus fallos y echar la culpa de todo al Gobierno, estrategia falsa y demagógica que se derrumba cada día porque el Gobierno de Rajoy es de los más comprometidos con Andalucía y hay muchas cifras para avalarlo, son más de 28.000 millones de euros en toda la legislatura con los que se han podido pagar facturas, ayudar a los ayuntamientos, plan de pago a proveedores y ahora con el FLA social para las ONGs...
¿No es confrontar que critique las medidas de la Junta con la aplicación de la Lomce?
—La Delegación del Gobierno tiene que alertar ante experimentos electoralistas y la irresponsabilidad de quedarnos fuera del avance en calidad del sistema educativo. Ya veremos cuáles son los resultados de la Lomce pero corremos un riesgo excesivo por intereses electoralistas si nos descolgarnos y Andalucía no está precisamente a la cabeza en Educación. Si nos descolgamos de la Ley, puede haber comunidades que avancen más. Es una Ley que se aprobó en el Parlamento con todos los trámites. Me parece muy arriesgado sólo por criterios electoralistas.
Dijo que iba a visitar toda Andalucía en dos semanas, ¿lo hizo?
—En una semana
¿Y cuál es la radiografía?
—Que sufre más que otras la crisis porque partíamos en desventaja, que hay preocupación en las familias por el paro, cansancio y desesperación, si bien hay signos para la esperanza, lo importante es que se puedan crear 600.000 empleos. Los ayuntamientos hacen encajes de bolillos, tienen que hacer más con menos para atender más necesidades sociales. Me he llevado muchas reclamaciones pero también muchos proyectos, no se trata sólo de intermediación sino que la administración no sea un obstáculo, una ayuda, la maldita burocracia si se puede evitarla o agilizarla, la Delegación está ahí.
La reforma local, ¿ha sido más un estorbo que una ayuda para estos ayuntamientos?
—Parte de la ley está pendiente de aplicación pero lo que garantiza es un régimen de competencias más estricto, porque no era lógico que se multiplicaran las competencias. Hay que hacer con los recursos una mejor gestión. Los ayuntamientos estaban en quiebra o bancarrota y ahora el 90% está en superávit, eso es un cambio, Sevilla capital ha salvado una situación crítica y en Jerez, que la UE imponía que ese ayuntamiento desapareciera, María José García Pelayo lo ha solventado, con ayuda del Gobierno central.
También se ha destruido empleo
—Lo importante es que las administraciones tienen que adecuarse a una estructura posible o desaparecía el Ayuntamiento, o se dejaban de prestar servicios o se destruía más empleo. Hay que tener rigor en el gasto y en cuatro años, a raíz de la ley, muchos pueden invertir gracias a esa ley y con el apoyo del Gobierno. El mejor plan de empleo que se ha puesto en marcha es el plan de pago a proveedores, porque asfixiaba a muchas empresas y trabajadores, con facturas que eran del siglo pasado. No sólo ha aportado 28.000 millones de liquidez, 3.000 de ellos en 2015, y los 82 millones del FLA social, sino que la Junta se ha ahorrado 4.000 millones en intereses porque si hubiera tenido que ir al mercado, los intereses hubieran sido más gravosos.
Háblenos del FLA social
—Se dirige especialmente a los servicios sociales, políticas educativas, de empleo y sanitarias, a los convenios que firmaba la Junta con los ayuntamientos. Como la Junta no pagaba, estaban en peligro prestaciones y su función social, se garantizan las prestaciones y el empleo. Aportamos 82,7 millones porque las ONGs estaban asfixiadas, es un balón de oxígeno, porque hacen una labor callada que es vital y donde las administraciones no pueden llegar. Andalucía es de las más beneficiadas de las ocho comunidades que se han acogido.
Con la celebración del 1º de Mayo se pide un plan de empleo, que Susana Díaz ya reclamó, ¿hay respuesta en este sentido?
—El Gobierno ha desarrollado una estrategia por el empleo, con la estrategia de emprendimiento que ha beneficiado casi a 90.000 jóvenes, hay fondos de desarrollo de la UE para jóvenes con la Junta, con más de 400 millones. Lo que ocurre es que se transfieren a la Junta, los tiene paralizados y ha devuelto el 70% de los fondos sin aplicarlos. Si se le transfieren los fondos, al menos gástelos y bien. Ni escuelas taller, ni formación para el empleo, ni ayuda a autónomos, todas las políticas activas de empleo están paralizadas. Susana Díaz pueden pedir muchos planes pero cuando tiene recursos, por lo menos, gástelos. ¿Cómo es compatible que devuelva el 70% con el problema de desempleo que hay? Es una situación bastante sorprendente y preocupante.
Dígame, ¿Susana Díaz es tan intransigente como parece a la hora de llegar a acuerdos?
—En lo personal hay respeto y buena relación, pero lo humano va diferenciado de lo político. Otra cosa es como lleve su gestión y administre el poder y la confianza que tiene. Ella tiene que demostrar diálogo y generosidad, que no sé si será capaz, convocó las elecciones y ella es la responsable de arreglar esta inestabilidad. El PP, lo ha dicho Juanma Moreno, tiene muy claro que su sitio está en la oposición y su trabajo es construir una alternativa, porque el PP es un partido de Gobierno, lo es en el 70% de los ayuntamientos, y ser una alternativa clara al PSOE. Ese es el reto del PP. La solución que le dé Susana Díaz, ella sabrá: dice que lo tiene arreglado y nadie sabe cómo.
Pero un voto contrario que impediría crear un Gobierno, ¿lo entenderían los ciudadanos o los votantes del PP?
—Lo entenderían de la misma manera que hace tres años nos impidieron gobernar cuando Javier Arenas ganó las elecciones y pactaron para que el PP no gobernara. Estoy de acuerdo con que el que gana tiene que gobernar, que tiene que formar gobierno Susana Díaz y ella tiene que solucionar el problema que ha generado.
Entonces, ¿abstención?
—A nosotros nos han dicho los ciudadanos que estemos en la oposición. Somos la alternativa al PSOE.
¿Y van a presentar alternativa?
—Todos los días en el Parlamento.
Pero si hay un voto en contra, ¿habrá candidato alternativo?
—Hemos decidido no presentar candidato y nosotros sí vamos a respetar la lista más votada.
¿No le hierve la sangre viendo que no terminan de cuajar las negociaciones?
—Depende de las actitudes pero el más generoso tiene que ser el que más ha ganado. Yo me mantengo ajeno, mentalmente me imagino en la situación, pero confío plenamente en Juanma Moreno, tiene experiencia y está muy preparado. Mi partido puede contar conmigo pero es como la autocrítica, es interna pero no se la vas contando a tu adversario, no soy un filtrador. Sabrá pilotar el barco popular y a buen rumbo.
¿Qué opina del paso atrás de Griñán y Chaves?
—En lo personal, nunca me alegro de ninguna situación desagradable o negativa para nadie, del roce político nace una buena amistad. Sólo por el hecho de que son dos expresidentes de la Junta me merecen respeto. La responsabilidad política parece que es la que le costó el puesto porque ambos tuvieron que dimitir. En lo penal, le corresponde a los jueces.
Plantearon un pacto para fijar el momento procesal en el que un cargo debía dimitir
—Nos haría más creíbles que acordáramos ese momento, para no caer en el “y tu más”, eso que ocurre todos los días, no sólo con el PP sino con todas las fuerzas. Genera mala imagen y se pierde la confianza. Hay que salvar que las instrucciones no se eternicen, fijar un plazo de seis meses ampliable, y avanzar en la garantía de devolución de que se ha robado, que produce desazón y separación entre la ciudadanía y la política. Haría avanzar en la confianza y en la lucha contra la corrupción.
¿Ha tenido la oportunidad de entablar diálogo con Juan Marín?
—Le conozco de Sanlúcar y mi relación es de muchos años.
¿Y que le parece cuando dicen que Ciudadanos es la marca blanca del PP?
—No es así porque Juan Marín gobierna con el PSOE, es un ejemplo claro. El PP está acostumbrado a dialogar y a pactar, ya veremos con las alcaldías pero hay pactos que han funcionado incluso con los que no son más cercanos por las circunstancias locales. El diálogo nunca está de más y nunca puede faltar.
¿Otra pinza pero entre PP y Podemos?
—Las circunstancias no tienen nada que ver y aquella pinza del 94 dejaba mucho que desear, se terminó hablando mucho de la pinza y se acabó estigmatizando y Chaves la usó para adelantar las elecciones. La falta de estabilidad puede ser en lo que se parezca porque, aunque podamos tener presidenta de la Junta, no hay estabilidad, no la van a tener.
Dígame un proyecto que le gustaría llevar a cabo como delegado del Gobierno
— Más que proyecto, una filosofía, engrandecer las palabras cooperación y lealtad, si no las hay, no funciona el estado de las autonomías.
Pero tiene fecha de caducidad, en las elecciones generales...
—Soy de los convencidos de que Rajoy va a ganar las elecciones, espero no tener fecha de caducidad en noviembre, hacen falta otros cuatro años porque el barco estaba hundido y está saliendo a flote.