¡Vaya cagada!

Hablamos de una idea que partió de un tal Giantonino, que parece nombre de cantante con voz áspera, de apellido Lucatelli, que suena a mediocentro internacional de la Sampdoria

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No. Lo cierto es que no suelo ser yo de los que se ponen escatológicos a la hora de juntar palabras que pretenden ser una columna (aunque casi nunca pasan de la base y raramente llegan al capitel), pero es que la ocasión lo requiere, porque leo que la ciudad italiana de Castelbosco, que tiene nombre de botella de Lambrusco, al norte del país, ha inaugurado el museo de la mierda, como suena. Pero no una mierda cualquiera, no, porque hablamos de “una instalación ecosostenible, que aprovecha los excrementos animales para generar energía y los sitúa como foco artístico”. Casi ‘na’. Ahí queda eso.
      Yo sabía  que siempre se ha dicho aquello tan sabio de que “del cerdo hasta los andares”, pero esto ya parece excesivo. O simplemente, da idea de hacia dónde caminamos como especie. Tanto avanzar, para acabar como los niños jugando con nuestros propios excrementos.
      Lo mejor es eso de que este museo, mojonero donde los haya, sitúa a la mierda como foco artístico. Ahora entiendo, abundando en la información, el interés de los gobiernos por apoyar a quienes tienen iniciativa, porque hablamos de una idea que partió de un tal Giantonino, que parece nombre de cantante con voz áspera, de apellido Lucatelli, que suena a mediocentro internacional de la Sampdoria; este emprendedor, y propietario del recién estrenado museo, vio la necesidad de dar utilidad a los cien mil kilos de excrementos que generan al año sus 2.500 vacas productoras de queso Grana Padano. No, si Felipe González también empezó en una vaquería. Es lo que tiene el queso, que para unas tapitas  que te tomas en el bar no sabes qué hacer con la mierda de 2.500 vacas. Viene a ser como que para lo que hacen algunos cuando gobiernan, la cantidad de excremento que hay que tragar, o exponerlos en un museo, el museo de la mierda.  La aportación española, ya puestos, pueden ser los leones de las cortes. Ya ven, y algunos ya creían que con Arco (dicho desde el respeto y el cariño) era suficiente. Lo mejor el titular: “Nace en Italia el museo de la mierda, con excrementos”.  Vamos, lo normal.

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