La productora y cineasta Laura Poitras, cosecha del 64, fue investigada y detenida unas 40 veces y revisados su móvil, pertenencias y ordenador personal, a raíz de su documental, fechado en 2006, ‘My Country, My Country’, sobre la ocupación de Irak por su país. Datos de Wikipedia y declaraciones suyas.
Con estos antecedentes, la realizadora comenzó a recibir, en enero de 2013, unos correos electrónicos cifrados cuyo remitente era Citizenfour. En ellos aseguraba tener pruebas de programas de vigilancia ilegales dirigidos por la Agencia de Seguridad Nacional, NSA, estadounidense, en colaboración con otras similares.
Cinco meses después, en junio de ese mismo año, viaja a Hong Kong, junto con dos periodistas. Su compatriota, y también abogado constitucionalista, Glenn Greenwald, y el escocés Ewen MacAskill, ambos de ‘The Guardian’. Con ellos, su cámara y un mínimo equipo graba los encuentros en ese país asiático con su misterioso confidente, que resultó ser nada menos que Edward Snowden, antiguo empleado de la CIA y un brillante programador e informático.
El resultado es esta inquietante y absorbente película de 114 minutos que viene precedida de importantes reconocimientos como los Gotham, Spirit Awards, BAFTA y Oscar 2015 al Mejor Largometraje Documental. El resultado es una cinta que sabe sortear, con talento, humor e intensidad, las dificultades de lo narrado para l@s profan@s en la materia. El resultado es un documento trascendental sobre como ciertos poderes fácticos -a los que no hemos votado, ni elegido- controlan y vigilan hasta el más nimio detalle de nuestras vidas.
El resultado es la mirada valiente y lúcida de una ciudadana comprometida sobre un ciudadano valiente, lúcido y comprometido. Con dos informadores lúcidos, valientes y comprometidos, como testigos. El resultado es una suerte de excelente thriller de espionaje, aliado con la opresiva constatación de que sus datos son reales y no de ficción. El resultado cuestiona nuestras libertades más íntimas, personales e intransferibles, en aras de un uso perverso de la llamada Seguridad Nacional. El resultado cuestiona incluso la presunción de inocencia. El resultado pone en jaque a la autoproclamada Democracia con mayúsculas.
El resultado de esta cinta sí que comprometió gravemente la libertad y seguridad de quienes intervinieron en ella y la hicieron posible, y las de sus seres queridos. Las del protagonista, especialmente. Exiliado en el citado país asiático, luego huyó a Rusia y ha solicitado asilo político en Ecuador. Está considerado un criminal y un traidor por el Gobierno de su nación, y su suerte es más que incierta.
El resultado es que deberían honrar su gesto, el de la realizadora, el de sus colegas y el de su equipo -tod@s, como nosotr@s, en el punto de mira- yendo a verla. Sin ningún género de dudas.
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