Pasaron las elecciones autonómicas andaluzas y estamos a la espera de las municipales y de las autonómicas de otras comunidades, cuando faltan menos de 2 meses.
En Andalucía, los resultados no han podido quedar más claros. Nos atrevemos a pensar que somos masoquistas, nos encanta que nos tomen el pelo, disfrutamos viendo cómo nos roban a manos llenas, aplaudimos en un mitin y perdonamos todos los abusos y atropellos.
Tenemos el gobierno que nos merecemos porque así lo hemos decidido la mayoría votante, que es el resultado del sistema que nos hemos dado, la democracia, donde supuestamente el pueblo que acude a las urnas de vez en cuando es el depositario de la soberanía... tararí que te vi.
Como he dicho en otra ocasión, y no me cansaré de repetirlo una y mil veces, el poder económico se come al poder político, y en nuestra comunidad ha quedado más que demostrado.
Pero, ¿qué podíamos esperar cuando el 25 por ciento de los trabajadores depende de las distintas administraciones de la Junta?
Gente temerosa que desea conservar su puesto de trabajo, estómagos agradecidos productos de la dedocracia.
Posiblemente o presuntamente haya ocurrido lo mismo que en las pasadas elecciones de 2012 cuando fueron amenazados por un alto cargo de la Junta, recibiendo órdenes superiores… o te vas a hacer campaña en favor del Partido Socialista o despido.
Ahora esa señora, que está imputada, se ha dado de baja del Partido Socialista. En aquella ocasión consiguieron 47 diputados, exactamente los mismos que tienen en la actualidad. Resulta sospechoso.
En el próximo artículo escribiré sobre la investidura de la Presidenta de la Junta de Andalucía.
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