En Ulm (Baviera) se registraron los más graves encontronazos entre el millar de seguidores del ultraderechista Partido Nacional Democrático Alemán (NPD) y unos 10.000 contramanifestantes convocados por partidos de izquierda y organizaciones cívicas.
La Policía recurrió a los cañones de agua a presión y las cargas para separar a ambas columnas, después de que grupos aislados de jóvenes lanzaran botellas y piedras contra la marcha neonazis.
Se produjeron una veintena de detenciones y hubo varios heridos, entre ellos un fotógrafo de prensa, que recibió una pedrada. En Berlín, centenares de jóvenes ocuparon los andenes del metro y otros accesos a la central del NPD.
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