Primos y primarias

El modelo de las primarias patina, sobre todo en la elección de candidatos electorales

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La izquierda en general en España ha adoptado las primarias para la elección de dirigentes y candidatos electorales. PSOE, IU y Podemos se mueven por los terrenos cercanos al asamblearismo. En términos democráticos, esta vía es de chapeau: está a la altura de las actuales exigencias ciudadanas. Sin embargo, este modelo patina, sobre todo en la elección de candidatos electorales.

Y falla porque no siempre el mejor candidato para la militancia es el mejor candidato para la ciudadanía. La derecha, más pragmática, lo tiene más claro, y Rajoy pone y quita en función de certeros sondeos demoscópicos. Por tanto, comparativamente, la izquierda está haciendo más bien el primo apostando por estas primarias cerradas.

El caso del PSM-PSOE es bastante claro. Tomás Gómez era el candidato de la militancia a la presidencia de la Comunidad de Madrid, pero no era el mejor candidato que los socialistas podían presentar en mayo para lograr el apoyo de la mayoría ciudadana. Era, si acaso, el peor. O eso, al menos señalaban los últimos sondeos, que le daban a Gómez poco más del 10% de los votos, muy por debajo incluso de Antonio Miguel Carmona, un candidato a la alcaldía de Madrid que no es Tierno Galván ni siquiera Juan Barranco. Ante la derrota inmensa que se avecinaba, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no tenía otra que hacer lo que ha hecho: mandar a Gómez por tabaco e intentar poner en su lugar a un candidato ganador, el ex ministro Ángel Gabilondo.

Con esta operación, Sánchez no sólo ha dado un golpe de autoridad, algo que le exigía casi todo el mundo –en especial, sus críticos, que lo tachaban de blandiblue-, sino que ha cumplido el mandato que le dio la propia militancia de sacar al PSOE del agujero negro en el que ZP lo metió. Pero mira por dónde el zapaterismo, con el propio Rodríguez Zapatero al mando, se ha movilizado para espantar a Gabilondo, que no es, precisamente, un político con piel de cocodrilo.

En vez de acatar la decisión de la Ejecutiva Federal, ha abierto el grifo de ruido mediático con declaraciones que han resultado ser auténticas vomitonas -de expedientes de expulsión- y ha lanzado las candidaturas de Amparo Valcarce y Pedro Zerolo a unas primarias inexistentes. Con esta contundente maniobra, que no debería ser la última, no sólo se la juega Sánchez, se la juega también el propio PSOE, que necesita urgentemente empezar a enterrar las prácticas corruptas, clientelares, endogámicas y tribales que han hundido al socialismo democrático en España.  

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