El monolito con el que el artista jerezano pretende “romper la forma de decorar las rotondas”, fue descubierto ayer por la alcaldesa, Pilar Sánchez, el artífice de la obra y sus propios nietos pequeños, así como el presidente de la asociación de vecinos de Palos Blancos, colectivo que ha colaborado a través de las cuotas de los socios con casi 700 euros.
Pese a contar con un plebiscito a sus espaldas que en su día legitimó a este monolito para dar nombre al Parque Andaluz, en Pozo Albero, y que finalmente no pudo prosperar por una queja de los vecinos de Las Flores, obligando al artista a modificar sobre la marcha parte de la intencionalidad de su escultura, que pretendía rendir homenaje al Andalucismo el 28 de febrero, Fernando estaba ayer exultante. No era para menos, ya que estaba acompañado por toda su familia, entre la que también estaba su hermano, el pintor Paco Toro, y una nutrida representación del Ayuntamiento jerezano encabezada por la alcaldesa, el delegado de Infraestructuras y Vivienda, Antonio Fernández, o el delegado de Distrito Norte, Francisco Benavent, entre otros.
Una implicación de las distintas delegaciones municipales que, a juicio de la regidora socialista, denota el respaldo del Consistorio jerezano a este tipo de iniciativas vecinales, de las que señaló que “son un ejemplo de participación a seguir”, ya que los vecinos de Palos Blancos se implicaron desde el primer momento en este proyecto. Y de ahí que ayer lo celebraran con champán, tarta y una réplica del abanico en chocolate que captó la atención de los niños desde el primer minuto del acto.
Una iniciativa vecinal con final feliz
En la realización de esta iniciativa vecinal se han implicado activamente los alumnos de los talleres de FPO de San Juan de Dios, que trabajaron a contrarreloj para hacerlo realidad.
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