La Espera II (El “verdeo” de la naranja)

Publicado: 31/01/2015
Hay momentos en el año natural de Sevilla que demarcan fronteras entre unos periodos y otros.
Hay momentos en el año natural de Sevilla que demarcan fronteras entre unos periodos y otros. Instantes alrededor de un contexto que transportan los sentimientos a un universo paralelo en el que la ilusiones y la añoranza viajan a la velocidad de la luz.
Sevilla de ello sabe y mucho. Si bien hace siete días hablábamos de las flores como un elemento identificativo sobre esta espera que se ve, hoy quería trasladaros ese momento cuadriculado y costumbrista, a veces complejo de visualizar por ser tan escueto en el tiempo, que abre la arbolado al florecimiento tan ansiado del azahar.
Me refiero al que denomino como el “verdeo” de la naranja. La recogida anual de los frutos de los milenarios naranjos sevillanos que colorean los acerados de la ciudad con un tono anaranjado y que insta al renacimiento de otra hermosa primavera. El oficio de decenas de empleados públicos conforma uno de esos momentos que demarcar el pulso de todo cofrade. Que las naranjas caigan de sus raíces significa, nada más y nada menos, que estamos ante las puertas del florecimiento del que es el aroma de Sevilla.
Y es que durante estos días largas filas de operarios visten la túnica de la espera con un amarillo fosforito y capa verde. Algunos hemos tenido la oportunidad de visualizar tan añeja labor en la trianera Plaza de San Martín de Porres. Naranjas que no son comestibles y que harán las veces de la pólvora o darán un toque de sabor a alguna que otra reconocida ginebra.
Lo que está claro que la aparición por Sevilla de este tradicional y particular “verdeo” es otra de las muchísimas llamadas que la ciudad acumula ante este estado de espera, tan hermoso e indescifrable como la coloración de unos naranjos que próximamente pasarán del naranjo al blanco impoluto del azahar. Y es que, en definitiva, la espera se ve.

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