Las cosas cuando estaban bien se modernizaron o, digamos, solo cambiaron. Poco a poco el uso de "lo moderno" no nos está haciendo mejores personas, no nos está beneficiando, ni a nosotros ni a nuestros hijos. Me explico.
¿Cuánto aprendimos de cuando nos reuníamos como familia alrededor de la mesa para comer, o tal vez para cenar? Si las circunstancias lo permitían, TODOS estábamos alrededor de esta, comiendo sí, pero alimentándonos en nuestro ser interior, lo cual es casi igual o más importante que hacerlo con nuestro exterior. Recuerdo con mucho cariño aquellas comidas en la cocina de casa cuando toda la familia estábamos alimentándonos.
Sin importar lo que hubiese sobre la mesa, lo que aprendíamos era más importante. No me llega ningún recuerdo de niño donde la caja tonta estuviera comentando nada, enseñándonos nada, mostrándonos nada.
Es que no estaba. ¡Qué bonitos eran aquellos tiempos! La irrupción de la nuevas tecnologías, con todo lo que conlleva, no nos está haciendo mejores personas, y más aún, nos ha hecho que la comida importe más por lo bonito, que por los aromas o sabores que lleva. Es más importante la buena foto que lo que aprendemos de quien nos acompaña. Todo el mundo tiene que saber qué comemos, con quién, dónde y cómo.
Aparte de infinidad de datos que verdaderamente muchos no tienen sentido si no se está presente. Es cierto que ya comenté de esto tiempo atrás… ¿podríamos resistirnos a modernizarnos? Y no es que la tecnología sea mala, ni mucho menos, pero podríamos resistir que controle buena parte de nuestra existencia.
Quiero volver a disfrutar de una buena mesa, con todo lo que conlleva. No es una crítica a nada, es una reflexión que los de Quique me permiten hacer, y que estoy seguro que muchos de nosotros estaremos de acuerdo.
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