Terminar con el trapicheo

Publicado: 16/01/2015
"No han comprendido que la gente es capaz de asumir sacrificios y esfuerzos, incluso muy costosos: lo han demostrado reiteradamente a lo largo de los últimos años"
La defensa y el fortalecimiento de la democracia amparadas en la participación, están igualmente en el fondo de nuestras tertulias en materia de corrupción y en los trapicheos de nuestros gobernantes. Porque hoy toca hablar de un problema que alarma a todos los ciudadanos, sin distinción del color político. Y este Patio, siempre dispuesto aportar un mensaje positivo, piensa que hay que atajar el mal de la corrupción y el trapicheo de nuestros gobernantes.
Es un problema que debilita tanto los valores morales como los cimientos materiales de la sociedad que nos ha tocado vivir y pone bajo sospecha a nuestras instituciones políticas, a toda nuestra vida pública y a todos nosotros por mucho que proclamemos nuestra honestidad personal o política.


Ante este panorama, ¿puede alguien sorprenderse de que haya una crisis de valores en nuestra sociedad?


No han comprendido que la gente es capaz de asumir sacrificios y esfuerzos, incluso muy costosos: lo han demostrado reiteradamente a lo largo de los últimos años. Pero siempre lo hacían porque creían que servía para mantener el modelo de vida que habían conocido, que les había ilusionado, que les había satisfecho.


Hoy, no ocurre así. Hoy se sienten engañados y desamparados por su Gobierno. Ya saben que sus sacrificios no les compensan, que sus esfuerzos no se destinan a ellos y, lo que es peor, tampoco a sus hijos y nietos.


Saben que les han pedido esfuerzos y, al tiempo, les han cambiado su modelo de vida. Ya saben que el trabajo que tendrán, cuando lo tengan, será precario. Ya saben que la sanidad, la educación y los servicios sociales que han conocido y disfrutado, tardarán en recuperarlos el tiempo que continúen ustedes, señores del Partido Popular al frente del gobierno.
Y eso significa que el modelo de convivencia justa y solidaria en el que habíamos creído y al que habían contribuido con sus esfuerzos la clase media, la clase trabajadora, la mayoría de españoles, se ha resquebrajado y corre riesgo de desmoronarse por un Gobierno que usa esta crisis como gran excusa para construir un modelo de sociedad desigual.


Han pasado de la insatisfacción con las acciones de sus representantes, del descontento al no ver atendidas sus reclamaciones, a una verdadera insatisfacción con el propio sistema democrático, a una desafección ante la política y sus instituciones.


Y por eso, Señores del Partido Popular, no entienden que los ciudadanos se alejan no sólo de ustedes, sino que se alejan de todos. Y como nos explica el abuelo Curro, si todos los partidos políticos son el objetivo de esos sentimientos, es que la ciudadanía se está alejando de las instituciones que deben de representarles, orientarles, ofrecerles un futuro en el que se sientan en condiciones de dirigir sus propias vidas.


Para este Patio son demasiadas veces en la que unos y otros han cometido el error de pensar, y decir, que la corrupción es solo un problema del adversario.
Todos, en algún momento, han cometido la torpeza de creer, que los suyos, estaban libres de esa lacra. Que su ideología, que su partido, que sus dirigentes y cargos públicos, son más fuertes que cualquiera de las tentaciones del dinero y del poder.


Pero la realidad los ha desmentido con dureza a todos, al mismo ritmo con el que las organizaciones iban acumulando más confianza ciudadana y más poder político e institucional. Y quienes no han probado todavía el amargo sabor de la decepción, es porque no se han enfrentado, en ni una sola ocasión, a la compleja responsabilidad de la gestión de los asuntos públicos.


Por esta razón, para este Patio no basta con que se manifiesten asqueados. Que lo están. No basta con pedir perdón. Hay que asumir, amigos nuestros, responsabilidades. Llegó la hora de reaccionar.

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