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Ineficaz gestión de la Junta en Sanidad

Es que la Junta, sí, la misma Junta a la que se le llena la boca con la defensa de la Sanidad Pública, es un auténtico desastre.

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La sanidad pública andaluza está mal gestionada. Y no me sirven ni excusas, ni paños calientes ni palos a otros. No me subo tampoco a la actualidad informativa de los últimos días, me limito a narrar la propia experiencia que me lleva a esa primera afirmación tan rotunda como triste. Sí.

La Junta de Andalucía gestiona el sistema público de salud cuanto menos con poco acierto. Y no es cuestión de que las bajas temperaturas, los cambios de clima o los excesos navideños hayan llevado a más gente a Urgencias de las que un equipo médico normal puede atender.

Es que la Junta, sí, la misma Junta a la que se le llena la boca con la defensa de la Sanidad Pública, es un auténtico desastre. Y menos mal que la sanidad andaluza cuenta con unos profesionales que ni la propia Junta de Andalucía se merece tener.

Profesionales sanitarios que trabajan más de lo que les corresponde, que se dan patadas en el culo para poder atender a todos los pacientes.

Los centros sanitarios andaluces tienen unos médicos, enfermeros, celadores, auxiliares… de gran categoría que suplen, casi siempre, la ineficaz gestión de PSOE e IU. Hay que decir las cosas como son. Aquí no se está hablando de consecuencias de recortes ni de decisiones del Gobierno de España.

No. Estamos hablando de peligrosos recortes, puros y duros, del Gobierno de la Junta de Andalucía, donde socialistas y comunistas están manteniendo hospitales con personal al 75%, con contratos precarios y con multitud de camas cerradas.

No es falsear la realidad, no es desmesurarla, no es tomar un caso como la generalidad. Es que he vivido casos de todo un día esperando una cama para un tratamiento de quimioterapia y cuando te la dan, ya avanzada la tarde porque no había cama en todo el Hospital Clínico de Puerto Real, encontrarte con que la cama de al lado de la habitación lleva todo el día vacía, pero sin contar en las estadísticas ni en los planillos.

Es decir, cama cerrada. Y mientras, pacientes en los pasillos, urgencias colapsadas, salas de observación repletas, médicos desbordados, enfermeros saturados… repito, no es un discurso vacío ni populista, no es falsear la realidad. Es el mero relato de una experiencia personal que ningún gobernante de la Junta de Andalucía me puede negar.

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