Desde la manigueta se ve casi toda la cofradía, y aquí, asido a ella, uno reflexiona sobre las cosas que pasan en nuestras hermandades.
También desde esta manigueta se ve Twitter, Facebook, Instagram y demás redes sociales, se ven las televisiones locales y se oyen conversaciones de taberna con respecto a nuestras cofradías. ¿Y por qué digo esto? Por que hay algunas cosas que se ponen de moda y no acierto a comprender qué beneficio se obtiene de ellas.
Está de moda entre los cofrades contar los días que faltan para todo lo relacionado con nuestra Semana Santa. Podemos ver y oír fácilmente:
- “Faltan 67 días para el Domingo de Ramos”
- “Solo 10 martes para el Martes Santo”
- “80 días. La cuaresma de la Cuaresma”
- “Cuando estamos a 167 días de una nueva Semana Santa hoy…”
- “Dentro de 15 jueves…” (y una foto de su titular)
Serían muchísimos los casos que podríamos poner como ejemplo. Y yo me pregunto: ¿qué aporta realmente este dato? ¿Qué aporta saber los días que faltan para el Martes Santo 5 meses antes? ¿Realmente interesa o más bien son excusas forzando escribir por escribir, por ser vistos?
Verdaderamente estamos en la era de la comunicación y casi todos sentimos la necesidad de comunicar. En un principio muchos éramos reacios a las redes sociales, a publicar abiertamente fotos privadas y familiares, a abrir nuestra casa al mundo. Cuando hemos ido viendo que los demás lo han ido haciendo y no ha pasado nada -con más o menos recato según los casos- hemos ido publicando cositas, fotos, pensamientos, intimidades… (especialmente curioso es el caso de aquella persona que solo escribe de tres meses en tres meses para poner fotos del gran viaje, escapada, comilona o festejo; incluso los hay que solo escriben en verano para poner fotos de las vacaciones). El abuelo que no tiene Facebook ya es como el que no tiene teléfono y los nietos escriben, por imperativo social, más de 10 tuits diarios, en caso contrario no están en el mundo. Esto da para una tesis, pero para mí, muchas veces, lo que nos lleva es a “hablar por hablar”, a pensar que si ya hace dos días que no hemos puesto nada se nos va a echar de menos o estamos fuera de onda.
Esta reflexión es la principal explicación que le encuentro a este fenómeno del “otro conteo”. También ayuda a ello otra ‘necesidad’ que hemos creado nosotros mismos: el hablar de Semana Santa todos los días del año (jartibles, rancios, petaítos, turutas y demás).
En fin, ya mismo está aquí la Cuaresma, pero muchas veces añoro aquellos tiempos en los que la Semana Santa duraba una semana.
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