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Vida de perros

Publicado: 27/12/2014
La protectora Arcos SOS Animales (ASOSA) celebró el pasado sábado una concentración contra el abandono de animales y en protesta por el reciente caso de Canelo, un cachorro torturado hasta morir
El caso de Kiara, una perra abandonada y madre de nueve cachorros, es la metáfora de lo que está sucediendo en la sociedad actual. La falta de recursos -supuestamente- y de conciencia ciudadana está provocando que numerosas mascotas sean abandonadas a su suerte. Deambulan por campos y calles buscando alimento o a su antiguo dueño; a veces terminan en la perrera comarcal, donde estos seres vivos son sacrificados si no son adoptados; otras, acaban atropellados o, como Canelo, torturados hasta la muerte. A este macabro episodio se le podría sumar el de un caballo aparecido en el cerro de la barriada La Paz con graves heridas en el cuello causadas supuestamente por una cuerda demasiado apretada y visiblemente falto de alimentación... Uno piensa inevitablemente en la deshumanización y en la crueldad  que las personas pueden llegar a mostrar. Los hechos en cuestión, no obstante, están siendo investigados.  


Kiara vive por ahora con Ángel, miembro de la protectora Arcos SOS Animales (ASOSA), una asociación constituida recientemente que viene gozando de una buena acogida y que registra el trabajo de decenas de voluntarios que adoptan temporalmente a muchas de estas mascotas, fundamentalmente perros y gatos, para alimentarlas, desparasitarlas y, en definitiva, devolverles una vida. Mientras, los voluntarios de ASOSA, sobre todo vía internet, contactan con personas interesadas en adquirir una mascota, que en este caso apadrinan gratuitamente salvo los gastos de envío del animal. Así, numerosos animales ya han sido adoptados en lugares como Madrid, Valencia e incluso en el extranjero. Siete de los nueve cachorros de Kiara se encuentran en Francia... Como Ángel, decenas de voluntarios    aportan lo que pueden para dar una mejor vida a estos animales, a los que considera “compañeros de viaje”.


El caso de Caneli, en el que el cachorro fue martirizado -le partieron todas las extremidades y le prendieron fuego cuando aún estaba vivo-, provocaba el pasado sábado la concentración convocada por ASOSA, la cual fue apoyada por otros colectivos conservacionistas y partidos políticos que así quisieron protestar no sólo por estos hechos concretos, sino por el cada vez más frecuente abandono de animales.


El acto se convirtió en un pequeño San Antón, ya que los asistentes lo hicieron acompañados de sus mascotas, lo cual, en la parte festera de la cita, dio un ambiente distinto al Paseo, donde acudieron también personalidades de la cultura y de reconocida sensibilidad social como el escritor Pedro Sevilla, quien manifestó que la concentración “es un síntoma de salud social” desde el punto de vista de la reacción contra la muerte de Canelo, para recordar cómo antaño era frecuente encontrar un animal colgado en el cerro de la barriada de La Paz ante la impunidad de todos. “La salud moral de una sociedad se mide por el trato que damos a nuestros animales”, según este también defensor a ultranza de los gatos.


Desde EQUO, Rafael Gil dijo que “es importante que el mensaje animalista llegue a los arcenses”, al tiempo de expresar su apoyo a ASOSA en su lucha contra el maltrato animal”.  En nombre de ASOSA, María Luisa Villegas señalaba que su trabajo es “altruista y laborioso”, aunque en su caso lleva veinte años recogiendo animales para buscarles una familia o un propietario que los acoja, pero sobre todo reclamó un local o una parcela donde puedan atender a estos animales abandonados.


También en nombre de la protectora, Jorge Antonio Vázquez leyó un manifiesto en el que se dirigió a las autoridades pidiendo que se haga justicia contra el maltrato animal y en el que abogó por una ciudad donde el respeto por los animales esté a la orden del día. Además, exigió el apoyo del Ayuntamiento y asociaciones para controlar la reproducción de animales y así evitar casos de abandono.  Pero también fue una ocasión para  pedir la revocación de la ley contra las razas supuestamente peligrosas y sobre todo una campaña permanente de concienciación que llegue a los colegios e institutos. Igualmente, solicitaron el “sacrificio cero” para que ningún animal pague con su vida la irresponsabilidad humana. La lectura del manifiesto se cerró con un minuto de silencio por las mascotas  muertas y abandonadas a su suerte. Todo un acto de civismo.

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