El Cádiz sigue navegando con el viento a favor. Todo viene a favor de obra. Ayer resolvió el encuentro en la primera parte y se dedicó a nadar y guardar la ropa en la segunda. Javi Gracia pudo dosificar a los suyos, optimizar recursos para, ayer sí, evitar acabar con diez hombres. Además, los amarillos dejaron su portería a cero después de dos encuentros. Y encima, todos los rivales clasificados entre los diez primeros, salvo el Betis B y el Melilla, empataron ayer.
El cuadro cadista encontró un encuentro cómodo. Mejor dicho, se lo acomodó él encarrilando el marcador desde poco después del primer cuarto de hora. En la segunda parte se relajó. Levantó el pie o simplemente llegó esa lógica calma que hace ver un 3-0 en el marcador ante un rival que apenas llega a puerta y casi ni creaba peligro, por mucho que los locales le dieran más chance.
El equipo amarillo necesitaban despejar algunas dudas en cuanto a su juego. El fútbol de los cadistas había bajado algunos enteros en los últimos encuentros y el grupo de Javi Gracia anhelaba desquitarse ante su afición. La pegada y el trabajo le habían dado al Cádiz siete puntos en los últimos tres encuentros. Ahora tocaba además volver a parecerse al Cádiz de anteriores choques. El listón de la exigencia a este equipo se lo había puesto él mismo y ahora debe llegar a ese baremo.
El cuadro local salió como siempre a imponer su fútbol desde el inicio. Antes del primer minuto ya había llegado una llegada de peligro por la banda izquierda mientras que el Antequera esperaba agazapado atrás. Apenas se asomó por el área de Casilla comenzaron a llegarle bofetadas en forma de ocasiones de los amarillos casi en oleadas.
El Cádiz de nuevo tenía toque, presencia, movilidad y alternativas en el centro del campo. Con la situación más retrasada de Caballero y la aparición de Fran Cortés en el once los amarillos ganaban en opciones para sacar el balón y la visión de juego de ambos habilitaba bien a Enrique y Juanma, éste más participativo que anteriores encuentros aunque falto de desborde.
Con toque y posesión los cadistas fueron atosigando al Antequera. Las lagunas atrás apenas se veían ante la insultante estadística de tiempo en el que el balón estaba en poder de los locales. Y esos problemas atrás siguen existiendo, aunque ayer sólo se intuyeran. Pero en cada jugada a balón parado del Antequera en la primera mitad la pelota la tocaba un atacante blanquiverde.
Sin embargo, y como casi siempre en el Carranza, el Cádiz le escondió el balón a su rival y se lo quedó en propiedad. Sólo faltó firmar ante notario que el dueño legal de la pelota era el Cádiz. Sobre todo en los primeros 45 minutos. La mera inercia llevó a los amarillos a acumular ocasiones. Cada cuatro o cinco toques en la zona de tres cuarto originaba inexorablemente que apareciera el hueco en la zaga de los la ciudad del Torcal. En la prolongación de una jugada de estrategia Dani Fragoso cazó el balón en la entrada del área y se inventó un sensacional pase al hueco que Caballero no desaprovechó.
El partido ya estaba encarrilado y el Antequera no daba muestras de ofrecer mucha mas resistencia a partir de entonces. Los amarillos buscaron el segundo con la tranquilidad de que el ataque rival era tan escaso como inocente. Igual que su portero, que en un córner cerrado fue incapaz de despejar el balón en su área pequeña y luego, tras un bote, Toedtli le ganó en el salto.
El segundo tanto local trajo la supuesta sentencia del choque y con ella un par de tarjetas innecesarias que podían complicarle el partido en la segunda mitad a los locales. Tras el 2-0 los amarillos se dieron un respiro. Mantuvieron la posesión y con el balón en los pies de los cadistas bajaron un poco el ritmo. Las presencias en el área de Lara bajaron y los de Gracia tocaban cómodamente en el centro del campo como queriendo dejar pasar los minutos. Era casi una invitación al Antequera para que saliera de su trinchera y tratara al menos de acortar distancias. Los visitantes acumularon un par de llegadas en el tramo final del primer acto, pero en su tónica de todo el choque con muy poco peligro.
Con el tiempo casi cumplido Caballero se sacó de la chistera un un gran servicio picado a Enrique. El extremeño controló regular y perdió la opción del remate, pero estuvo lo suficientemente listo para ponérsela a un Toedtli que venía en carrera. El argentino no perdonó y cerró definitivamente el choque.
El segundo tiempo sobró. Salvo para que Javi Gracia hiciera algunas probaturas y le diera minutos a los menos habituales. Primero guardó a Caballero de una posible segunda amarilla. Ayer sí evitó la expulsión. La salida del campo del centrocampista dejó a Fran Cortés con más responsabilidad y peso en la creación. El canterano cumplió. Quizás con exceso de verticalidad, nada especialmente criticable para un mediapunta, pero al menos dejó claro que puede ir asumiendo cada vez retos mayores.
Luego sentó a Toedtli, que había recibido un golpe. Dos pájaros de un tiro, reservaba al goleador y daba minutos a un Rubiato que siempre que juega pelea y se entrega, pero al que le falta algún golito para ganar en calma y confianza. Y por ultimo sentó a Cortés, una vez comprobado que está para causas mayores, y comenzó la recuperación de un López Silva inédito desde el encuentro en Bahía Sur hace ya siete jornadas.
El resto se resume en que el público estaba más pendiente de los marcadores para conocer los resultados de Poli Ejido, Jaén y Puertollano y conocer la renta de puntos que lograba el cuadro amarillo. Con los empates de los tres, los cadistas sacan ya cinco puntos al segundo clasificado, que ahora es el Betis B, seis al tercero (Poli Ejido) y once al quinto, el Melilla. El próximo fin de semana los amarillos se verán las caras con su perseguidor más inmediato, el filial verdiblanco. Será el mejor momento para dar otro golpetazo de autoridad en la mesa.
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