En una carpa gigantesca levantada junto al Arco del Triunfo de la ciudad se han dado cita no sólo los mejores y más creativos reposteros, que también, sino maquilladores, masajistas y diseñadores chocolateros. Proponen al personal que se deja caer por allí vestirse con trajes hechos de bombón, embadurnarse la cara con chocolate y sustituir los tradicionales cosméticos por dulces polvos de cacao con los que una parece que acaba de llegar de un safari. Incomodidades aparte, la idea resulta pegajosa pero original. Claro que estas cosas, como los modelitos de alta costura, son más para ver que para usar a diario.
Y para el adicto de siempre, esto es, para aquel que se limita a comérselo, la feria barcelonesa ha ofrecido sugerentes propuestas con dulces afrodisíacos y otros que te ponen romántico, alegre e incluso glamouroso. Y para digerir mejor tanto postre, un cóctel de chocolate, que ni empacha ni emborracha.
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