La Subdelegación del Gobierno en Cádiz informó ayer de que el aislamiento al que está siendo sometido desde el día 11 en el Punto de Inspección Fronteriza del puerto de Algeciras un perro procedente de Marruecos se debe “a razones de salud pública y animal, al no acreditar su propietaria el cumplimiento de las condiciones de vacunación que atestigüen que no padece rabia”.
Recuerdan que la entrada de animales de compañía desde terceros países a la Unión Europea está regulada por el Reglamento 998/2003. Para el caso de Marruecos, “debido a la situación sanitaria y a que la rabia es un hecho real en ese país, como atestiguan los casos importados a la Unión Europea a Holanda y Toledo en animales en los años 2012 y 2013 y un caso de rabia humana en Madrid este 2014”, se establecen unas medidas “más restrictas”.
Cuando un animal incumple con lo anterior y “dado el riesgo sanitario que hay”, el reglamento posibilita tres opciones: reexpedición a Marruecos, aislamiento y en último caso el sacrificio del animal. A la hora de aplicar una de las tres opciones se oye al interesado y él es el responsable de todos los gastos derivados de la aplicación de una de estas tres opciones.
Señala que la dueña de este perro optó por el aislamiento, que es por tres meses, pudiendo dividirse en dos fases, una de un mínimo de 14 días en el punto de entrada y una segunda fase en destino en régimen domiciliario hasta completar tres meses. De no cumplirse con las premisas necesarias para ello, el animal debe permanecer en aislamiento en el punto de entrada durante tres meses.
Finalmente, detalla están a la pespera de aceptación del seguimiento por Sanidad Animal de la Generalitat.
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