La "Madrugá" de Sevilla ha concluido entrada ya la tarde, con miles de sevillanos y turistas que han aguantado hasta que las últimas cofradías se han recogido, más puntuales que otras veces porque las gotas de lluvia caídas sobre las nueve de la mañana aceleraron su paso.
Cientos de miles de personas han acompañado durante toda la noche a las seis cofradías que salen en procesión en la "Madrugá", entre las que se encuentran algunas de las de mayor devoción, como el Gran Poder, la Macarena, la Esperanza de Triana y los Gitanos, que son a la vez de las hermandades más multitudinarias tanto por su número de nazarenos como por el público que congregan a lo largo de todo su recorrido.
La hermandad de los Gitanos, muy vinculada a la Casa de Alba, cambió su itinerario para pasar junto al Palacio de las Dueñas de vuelta a su templo, en vez de a la ida, de modo que la duquesa de Alba, convaleciente de una operación, ha podido ver el paso del Cristo de los Gitanos que, una vez frente a la sede sevillana de la Casa de Alba, entró hasta el patio de Dueñas.
Unas gotas de lluvia que cayeron sobre las nueve de la mañana sorprendieron al desfile de la Macarena a su paso por el convento de las Hermanas de la Cruz, que tradicionalmente abren sus puertas para rezarle al Cristo y cantarle una Ave María a la Virgen.
Como es tradicional, la alegría que ha acompañado el paso de los Gitanos, con la improvisación de sones flamencos a su paso, y la Macarena y la Esperanza de Triana, seguidas de gritos de "guapa, guapa, guapa", ha contrastado con la seriedad de los desfiles de las cofradías del Silencio, la que efectúa el itinerario más breve, del Calvario y del Gran Poder.
Las últimas en recogerse han sido la Esperanza de Triana, poco después de las dos de la tarde, la Macarena, casi a las tres, y Los Gitanos, un poco después.
La Macarena fue la primera en salir, poco después de las doce de la noche, con lo que la esta procesión ha permanecido en las calles de Sevilla quince horas.
Según el Centro de Coordinación Operativa (CECOP), poco después de las cuatro de la madrugada en las inmediaciones de la calle San Pablo se produjo un conato de carreras de unas cien personas que creó la alarma y recordó a las avalanchas que, en la Semana Santa de 2000, causaron más de cien heridos.
Pese a la amenaza de lluvia y el viento, el sol se ha abierto paso y los cofrades sevillanos esperan que la climatología no impida esta tarde del Viernes Santo la salida de otras siete cofradías, las de La Carretería, la Soledad, El Cachorro, La O, San Isidoro, Montserrat y La Mortaja, ya que es la primera Semana Santa en muchos años en la que la lluvia no ha suspendido ninguna procesión.