Uno de los alicientes más interesantes que tiene Andalucía como destino turístico es el flamenco. Los innumerables festivales que se organizan por toda la Comunidad ofrecen al visitante la oportunidad de conocer el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que ya es el cante jondo.
Destacamos entre todos ellos el que se celebrará la noche del 26 de julio en Casabermeja, el XLIII Festival de Cante Grande, que tendrá lugar en el Polideportivo Antonio Sánchez Fernández.
Los aficionados podrán disfrutar de grandes artistas con diferentes líneas estilísticas, intercalando juventud y veteranía. Desde la jondura de Esperanza Fernández y Canela de San Roque, pasando por la fiesta y el compás de Luis El Zambo y Angelita Montoya, y el malagueñismo de Juan Rivera. Diferentes palos que se fundirán en Casabermeja.
La guitarra también se cuida en Casabermeja. Madurez, técnica, pellizco, conocimiento, compás y ortodoxia son algunos de los calificativos con los que se podría definir a Miguel Ángel Cortés, Niño Jero, Miguel Salado, Paco Iglesias y Manolo Santos. Por su parte, el baile estará representado por el talento, conocimiento y juventud de la granaína Patricia Guerrero.
El mismo formato
Continuando con el formato instaurado el año pasado, el espectáculo se dividirá en dos partes. En la primera, cada uno de los artistas realizará unos cantes o bailes de manera individualizada; y en la segunda, se propiciará un gran fin de fiesta con todos los artistas sobre el escenario, surgiendo de esta forma el “mano a mano” entre cantaores, así como momentos de improvisación y duende.
La venta de entradas anticipada en el Ayuntamiento será de lunes a viernes de 9 a 14 horas. Los precios serán de 10 euros para los jubilados y 15 euros las entradas normales. En la taquilla del festival el precio de las entradas será de 20 euros, la misma tarde-noche del evento.
De los más antiguos
El Festival de Cante Grande de Casabermeja es actualmente de los más antiguos de Andalucía. Este año cumple su XLIII edición y en su larga trayectoria han pasado por el escenario de Casabermeja las mejores estrellas del cante, tales como Camarón de la Isla, José Menese, José de la Mercé, Marina Heredia, Calixto Sánchez, Remedios Amaya, etc.
Con este festival se persigue fomentar el arte flamenco (reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco) y que los aficionados se deleiten con un certamen que, tras 40 años, ha contribuido a que este arte esté en el lugar que se merece.
Situación estratégica
Casabermeja con una situación geográfica estratégica, a menos de 20 minutos de la Costa del Sol por autovía, y a menos de hora y media de las principales capitales de Andalucía (Córdoba, Granada y Sevilla), recibe una afluencia masiva de aficionados y turistas para disfrutar de este evento todos los años. Son numerosas las peñas flamencas que desplazan a sus aficionados para disfrutar de una buena noche de cante, sin olvidar los turistas que cada vez vienen más interesados por captar las raíces flamencas de Andalucía.
Las características del festival hacen también que tenga bastante afluencia ya que se realiza al aire libre y en fechas en las que la temperatura es la adecuada para disfrutar de la noche.
El recinto está distribuido de forma que los aficionados y visitantes se disponen en sus mesas y sillas, sin el enclaustramiento que supone el teatro o lugar cerrado. En el festival de Casabermeja se puede comer y beber mientras se escucha buen cante.
Lo mejor que tiene el festival es su público. En Casabermeja se escucha cante con gran respeto, respeto que viene del conocimiento de un público entendido que ha hecho suyo lo de “saber escuchar es un arte”.
La afluencia habitual de este festival está rondando los 800 asistentes, aunque el recinto tiene una capacidad para 1000 personas.
La fiesta de los Moros y Cristianos vuelve a Cádiz
El municipio gaditano de Benamahoma, cuyo nombre significa “Hijos de Mahoma” o “Casa de Muhammad” recrea cada primer fin de semana de agosto la época en la que los ejércitos cristianos avanzaban reconquistando Al-Andalus y la dominación musulmana de la península daba sus últimos coletazos. Un festejo de varios siglos de antigüedad que se celebra cada verano en este escenario natural abundante en agua y vegetación.
Del 1 al 4 de agosto, este pueblo de unos 500 habitantes, situado en el parque natural de Grazalema, se convierte en una fiesta donde la custodia de san Antonio es el eje de todas las luchas entre moros y cristianos. Los actos comienzan la noche del viernes a las 22:00 h. con la inauguración del alumbrado extraordinario, para más tarde realizar el desfile de los bandos Moros y Cristianos por la calle Real y San Antonio hasta llegar a la Plaza de Toros, donde tendrá lugar el primer encuentro entre las tropas y se presentará el Estandarte Moro y el Pendón Cristiano.
Luego se realizará la tradicional visita de los bandos a la Capilla y colocación de los estandartes acompañados de la Escuela de Danza del Vientre de Toñy Domínguez. En torno a las 23:15 h tendrá lugar el pregón de las fiestas, que este año correrá a cargo de Don Luis Piñero, Arcipreste de Arcos, finalizando el primer día de festejos con la coronación de las reinas mora y cristiana.
Lucha o trabuco
Las tradicionales luchas de moros y cristianos se celebrarán tanto el sábado como el domingo, comenzando a las 10 de la mañana con las luchas infantiles (quince por cada bando) y continuando a las 12 con las de los mayores (25 por cada bando).
El sábado, las luchas comienzan en la parroquia, y el domingo partirán desde la capilla del santo patrón hasta el nacimiento de Benamahoma, donde tienen lugar las Capitulaciones de los dos bandos y la bendición de las aguas del nacimiento con la imagen de San Antonio de Padua.
La adscripción de los actores a un bando u otro en este simulacro de lucha entre cristianos y musulmanes está determinada por la tradición familiar. Quien participa una vez en un bando ya no lo puede hacer nunca en el contrario. Según la tradición, los moros parten con ventaja sobre los cristianos. Desde el día anterior a la fiesta, San Antonio de Padua queda en su poder, hasta que lo recuperan los cristianos.