Desgraciadamente, esas venturas coincidían en el tiempo con el agravamiento de la crisis política del PP, que se estremecía con la implicación judicial de su tesorero nacional y de uno de sus más significados eurodiputados, primero con el silencio de Rajoy y luego con el apoyo explícito de éste a los dos implicados, pese al movimiento de protesta y malestar en el seno del propio partido. La comida del consejero de Justicia y del presidente del Tribunal Superior de Madrid es una simple anécdota si se la compara con el fondo del asunto, que es el tsunami de presunta corrupción en el seno del partido de Rajoy. El presidente del PP debería cesar de inmediato a los dos nuevos implicados y ponerse a disposición del presidente del Gobierno para apoyarle sin tonterías ni pretextos en la lucha contra la crisis económica, sobre todo cuando ya ha quedado tan claro que Zapatero es capaz y es eficaz en esa lucha.
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