“Vivir el tifón que devastó Filipinas acercó mi corazón aún más al país”

Publicado: 27/06/2014
Natural de Jerez, embajador de España en la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, se incorporó a la Escuela Diplomática de Madrid en 1985.
Filipinas es un gran desconocido para la mayoría de los españoles a pesar de los 360 años que compartimos de historia, reflejados en la arquitectura, el idioma, la religión católica y la gastronomía (entre otros muchos aspectos) del país asiático. Catalogada como una nación recientemente industrializada y en pleno desarrollo, Filipinas cuenta con una de las mayores zonas de biodiversidad del mundo y una riqueza cultural inigualables. Archipiélago situado en el lejano Sudeste Asiático, está formado por 7.107 islas habitadas por casi 100 millones de personas que hablan más de 170 lenguas (aunque se imponen el Tagalo y el inglés). En los últimos meses, Filipinas ha recibido una gran cobertura mediática internacional tras el paso del devastador tifón Haiyan que asoló el país dejando más de 6.000 muertos y terribles pérdidas económicas.
Entre los españoles que se encontraban en las islas durante aquellos fatídicos días estaba Jorge Manuel Domecq Fernández de Bobadilla (Jerez de la Frontera, 1960) embajador de España en Filipinas entre 2011 y 2014 y actual representante de España en la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) con sede en Viena.
Jorge Domecq es un gran conocedor de Filipinas y de los estrechos vínculos que nos unen, no solo como naciones modernas, sino como entes culturales que se han enriquecido mutuamente durante siglos. Hemos querido preguntarle cómo vivió aquellos terribles días en los que sufrió uno de los peores ciclones de los últimos años, pero también hemos pretendido conocer más de cerca a este gran desconocido del Pacífico: ¿Cómo son las Filipinas? ¿Qué relaciones mantiene con España? ¿En qué formas pervive nuestro legado histórico? ¿Cuántos españoles hay viviendo allí actualmente? 

—España y Filipinas mantienen unas relaciones políticas muy estrechas siendo además nuestro socio por excelencia en el Sudeste Asiático. ¿Cómo es la relación entre ambos países?
—Bueno, como usted mismo dice, entre España y Filipinas hay una relación muy muy estrecha y viva en todos los ámbitos: en el ámbito político tradicionalmente desde las más altas instancias y en estas circunstancias más; hay una comunidad de intereses permanente; tenemos una coordinación muy importante en foros internacionales como Naciones Unidas; hay un contacto entre personalidades políticas de ambos países; hay una admiración hacia la Corona Española que se ha vuelto a demostrar en el viaje que hizo Su Majestad la Reina en 2012 y ambos países tienen un interés permanente en que esa relación fructifique. En lo cultural hay que decir que nos une mucho nuestro pasado común y en ello hemos estado trabajando en estos años: desde la recuperación de monumentos del periodo español a la preservación de los archivos nacionales de filipinas. También estamos queriendo dar un aspecto más dinámico a lo cultural, ahí tenemos por un lado el proyecto de apoyar al Ministerio de Educación filipino para introducir el español en el currículum de la enseñanza secundaria, no solamente porque el filipino necesite el español para entender su pasado, sino también porque el español es una herramienta que le abre oportunidades de empleo en muchos países del mundo, empezando por Estados Unidos donde hay 50 millones de personas hispanohablantes. También en el ámbito cultural hemos llevado a cabo muchas nuevas iniciativas y exposiciones. Por último destacaría el resurgir de las relaciones entre las universidades filipinas y españolas, lo que es muy importante para recuperar el pulso de esa vía de comunicación entre nuestras dos sociedades. En el ámbito personal los lazos afectivos y familiares entre la comunidad hispanofilipina a ambos lados del mundo, España y Filipinas, es muy grande. Por último, hay un aspecto de nuestras relaciones de cuyo desarrollo estoy muy satisfecho: el económico y comercial, con un crecimiento exponencial de nuestra balanza comercial, que es positiva para España, y también se ha empezado a observar la llegada de las grandes empresas españolas en el ámbito tecnológico, de construcción de infraestructuras, de agua, de energía, al mercado filipino iniciando cooperaciones con las grandes corporaciones filipinas en un país que ha estado creciendo alrededor de un 7% anual en los últimos tres años. Todo este cuadro de relaciones bilaterales viene sustentado, por una honda simpatía mutua. Yo no he encontrado ningún otro país en el mundo con un pasado colonial español y donde se quiera tanto a España como en Filipinas.
 

—Usted comenta que los lazos culturales entre Filipinas y España son realmente estrechos; compartimos 360 años de historia común ¿En qué se nota actualmente la influencia de España? ¿Qué imagen tienen los filipinos de nosotros?
—Bueno, vamos a ver. Una de las asignaturas pendientes tanto del común de los españoles como de los filipinos es sin duda la de recuperar la consciencia de nuestro pasado común. Hay muchas costumbres en España que no sabemos que tienen su origen en Filipinas y hay muchas realidades de la vida cultural filipina, idiomática pero también de organización, de tradición familiar, culinaria, gastronómica, arquitectónica, que son de origen español. Hay que hacer un esfuerzo por recuperar la memoria común. A pesar de ello en Filipinas, hoy por hoy, se sigue manteniendo la influencia de España, no sólo en cosas obvias como los monumentos, (los monumentos más importantes que quedan en Filipinas hoy día son del periodo español como por ejemplo las iglesias barrocas de Bohol y Cebú que han sufrido severos daños durante el terremoto en octubre del año pasado), o recuerdos históricos, si no también por el interés que suscita nuestro país en el ámbito cultural y educativo. Sirva de botón de muestra la atracción que ejercen sobre los jóvenes de este país las grandes escuelas de negocios españolas como IESE, ESADE o el Instituto de Empresa, que están entre las diez primeras del mundo y donde cada año van más filipinos a estudiar. Todo ello demuestra la persistencia de la influencia española. España también está presente en otros ámbitos de la actualidad, con trasfondo histórico menos conocido, como por ejemplo en el proceso de paz en Mindanao: Filipinas nos ha solicitado y hemos brindado a través de la AECID nuestra experiencia autonómica para que pueda ser utilizada de alguna manera en el diseño de la nueva entidad Bangsamoro que se va a establecer en esa parte del país. En el ámbito municipal también estamos llevando a cabo varias iniciativas y aportando nuestra experiencia y buenas prácticas. También se traduce en la ola de solidaridad que ha habido por ejemplo con ocasión del tifón Haiyan o Yolanda que asoló Filipinas el año pasado. España destacó entre los principales donantes de ayuda humanitaria y ahora estamos ayudando a las autoridades filipinas a montar un sistema nacional de emergencias que esperamos reduzca el número de víctimas en futuras catástrofes. La influencia de España se muestra sobretodo por la honda simpatía que existe en España hacia Filipinas (y todo lo que le pase a Filipinas) y viceversa, en Filipinas por todo lo que pasa en España. Ello explica nuestra cercanía y la facilidad con la que nos comunicamos con los filipinos.
 

Ha mencionado el tifón Haiyan que fue uno de los ciclones más intensos de la historia moderna que devastó Filipinas y dejó a su paso más de 6.000 muertos ¿Cómo vivió aquellos fatídicos días?
—Pues mire, fueron días de mucha preocupación. En primer lugar porque esta catástrofe supuso la destrucción del modo de vida para más de cuatro millones de personas que se vieron afectadas por el tifón a su paso por el archipiélago filipino. A ello se unió la labor de encontrar a nuestros compatriotas que desaparecieron, pero que afortunadamente después localizamos. Llegaron a ser alrededor de unos treinta. Fue una labor que concentró gran parte nuestros esfuerzos. El recuerdo que tengo ahora, porque uno siempre se queda con los recuerdos buenos, es el de la generosidad de la comunidad internacional, y especialmente de España, con el envío de ayuda humanitaria inmediatamente después del tifón. Yo me desplacé a Cebú para recibir esa ayuda humanitaria española y encaminarla hacia lo que había sido el Ground Zero (Zona Cero) del tifón que fue Tacloban. Después por supuesto, guardo vivamente en mi mente las imágenes de mi visita a esa ciudad en la que pude ver de primera mano el magnífico trabajo que habían realizado nuestras ONG´s y nuestra Cooperación al Desarrollo (AECID). El haber vivido allí esos momentos me servirá para tener a Filipinas aun más en mi corazón el resto de mi carrera.
 

Usted ha hablado de los españoles en Filipinas durante los trágicos días del tifón ¿Cómo es la comunidad española en Filipinas? ¿Cuántos españoles hay actualmente?
—Ahora mismo hay unos 4100 españoles inscritos en el Consulado General de España en Manila, de los cuales realmente expatriados de España habrá unos 800. Este colectivo ha crecido de manera importante en los últimos 2 o 3 años, probablemente por la búsqueda de las nuevas generaciones de españoles de oportunidades de empleo fuera de nuestras fronteras. De entre esos 4100, hay alrededor de 3300 que son hispanofilipinos, ósea, con doble nacionalidad y que han vivido toda su vida en Manila. La comunidad por lo general es una colectividad bien establecida, sin problemas económicos, con buenas conexiones en todo el país y nosotros le solemos dar servicio a través del Consulado general y nuestros consulados honorarios. Actualmente tenemos Consulados honorarios en Cebú, en Legazpi, en Zamboanga, en Dávao y estamos pensando en abrir dentro de poco también otro en Iloílo. Es probable que también en el futuro se abra uno en el norte del país.

Filipinas es actualmente un país emergente y se prevé que para el año 2050 se convierta en una de las mayores potencias económicas de Asia y del mundo entero. ¿Cree que es un buen momento para invertir en Filipinas?
—Vamos a ver. Filipinas es efectivamente un país emergente. Tiene una economía que va muy bien. Es un lugar que ofrece grandes oportunidades para el comercio español como está demostrando nuestra balanza comercial que ha crecido en dos dígitos cada año en los últimos cinco años y que hayamos llegado ya a un record de intercambios que supera los 500 millones de euros, con una cobertura del 200%. Una cosa distinta es la inversión en Filipinas. La inversión directa española, y en general extranjera, es todavía muy reducida si la comparamos con la existente en los demás países del Sudeste Asiático. La razón fundamental es la limitación constitucional para inversiones extranjeras en el país. Mientras no haya una reforma de la regulación para inversiones extranjeras yo veo difícil que haya un atractivo mayor, no solamente para inversores españoles si no también de otros países, para hacer de Filipinas un destino del capital internacional, más allá del capital que se llama hot money o inversión especulativa. Dicho esto, considero que es muy importante que se resuelvan los problemas que obstaculizan la inversión extranjera directa, porque sin ella es muy difícil que se pueda lograr el desarrollo económico deseado y que realmente se reduzca la pobreza en el país, que sigue siendo todavía desgraciadamente muy alta.

—¿Qué le diría usted a todos aquellos españoles que aun no conocen Filipinas?
—Pues que es una asignatura pendiente y que no deben desaprovechar la oportunidad de viajar a un país muy bonito, con una naturaleza y un mar inigualables y con gente amable y trabajadora. A ello hay que añadir un aspecto que impresiona a cualquier español: la huella hondísima que dejaron los más de 300 años de historia común y que todavía hoy, como hemos comentado antes, está plenamente vigente.

Jorge Domecq es embajador de España en la OSCE, Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa con sede en Viena. Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, se incorporó a la Escuela Diplomática de Madrid en 1985. Su dilatada carrera abarca puestos tan dispares como la representación diplomática en el Consejo de la Alianza Atlántica y en Brasil, director de gabinete del ex secretario general de la OTAN, Javier Solana, segundo jefe en las Embajadas de España en Italia y Marruecos, subdirector general de la Oficina de Asuntos para Gibraltar, director general de Naciones Unidas, Asuntos Globales y Derechos Humanos, director general de Asuntos Multilaterales y embajador de España en Filipinas.

Desde Andalucía Información queremos agradecer la amabilidad que Jorge Domecq nos brindó durante la entrevista, así como al personal de la Representación Permanente de España ante la OSCE y de la Embajada de España en Filipinas por su colaboración a lo largo de todo el proceso.

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