Campaña al ralentí. Quédense bien con sus caras porque no volverán a verlas por aquí hasta dentro de cinco años. 44,9 por ciento de participación en España en las Elecciones Europeas de 2009. Nadie logra arrastrar a un mitin más allá del socorrido amalgama sociológico-familiar de compañeros de embarcación y fatigas, estómagos agradecidos tantas veces, que llenan pobremente unos cuantos autocares, cada fin de semana, a la mayor gloria de los capitostes que protagonizarán los actos públicos, en cuyos auditorios, dada su condición de militantes/dirigentes en activo, agitarán sosamente banderitas y aplaudirán a rabiar cada fin de estrofa del orador. ‘Europeas’2014’ en Jaén. El PSOE placea a tutiplén el palmito de Susana Díaz, que aprovecha la holganza local durante la Feria de Abril en Mayo de Sevilla para protagonizar en Jaén –Jaén, 8; Marmolejo, 10- el arranque de campaña de esta quincena de agitación electoral, preludio de las que vendrán en los veinte meses venideros, y que determinarán la suerte del estrellato de la presidenta de la Junta. Paco Reyes y Micaela se embebieron de ese propósito entronizador. No tanto así Zarrías, que no aparece tanto en la foto con Susana porque, es lógico a estas alturas de su película, está con la cabeza en otra sitio. Una campaña en Andalucía –a lo que íbamos- que el susanismo diseña como la de la reconquista electoral de la región tras tres derrotas sucesivas ante las gaviotas de Arenas, versionadas ahora por los polluelos de Juanma Moreno Bonilla, el secante que para Susana ha concebido el laboratorio de líderes del PP, a trancas y barrancas. El termómetro de los comicios continentales, la misma noche del 25-M, servirá a la presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE-A para orientar con firmeza su hoja de ruta. ¿Elecciones autonómicas adelantadas al otoño, o al simbólico mes de febrero?
Martes, 13, 22 horas, TVE. Cuéntame. Cara a cara entre Cañete y Valenciano. Un bipartidismo, santificado a través de la aplastante mayoría que consolidó a ambos en el Parlamento de Estrasburgo en 2009, cuando la tortilla comenzaba a dar la vuelta hacia el lado del PP, que ansía perpetuarse aunque sea a costa de participaciones por debajo del 50 por ciento. Un bipartidismo que amenaza, como la reciente entente germana CDU-SPD, con gobiernos de salvación nacional, alentados siempre por los poderes fácticos –sobre todo, la banca-. Frente a frente, el pan y las tortas. Esas ganas fingidas, forzadas, impostadas, de entrar a tumba abierta en campaña –en la de armas tomar- en la ciudad de Jaén, se plasma en el último ajuste de cuentas, rifirrafe, a resultas del envío a la Cámara de Cuentras por parte del PSOE local de las facturas pagadas por el Gobierno De Moya a la anterior empresa encargada de las fuentes y el alumbrado públicos, y la reacción inmediata, fulminante, del alcalde José Enrique, con toda una batería de proyectos cofinanciados por sus antecesores del Gobierno de coalición PSOE/IU con la Junta –Parque Acuático, Unidad de Estancia Diurna de Personas Mayores de Santa Isabel, Aparcamiento del Hípico y Guardería del Bulevar-, donde las obras no se concluyeron ni el sobrante financiero aparece. “No deja de ser sorprendente que los informes de los técnicos municipales señalen que haya actuaciones certificadas y pagadas con dinero público que no están hechas», subrayaba el alcalde Fernández de Moya cuando anunciaba que el destino de su denuncia sería, asimismo, la Cámara de Cuentas de Andalucía. Pimpampum. Enésimo requerimiento, por lo demás, del Alcalde a la Junta –Proposición no de Ley en el Parlamento- para que apruebe antes del verano el nuevo PGOU, amparándose en los 700 millones de euros y más que 3.000 puestos de trabajo que solo diez del centenar de proyectos recogidos en el planeamiento urbanístico propuesto traerían a Jaén. Entre estas iniciativas señeras figuran dos centros comerciales, Bogaris y Alvores, en el entorno de Vaciacostales y de la Universidad, respectivamente –terrenos y opciones de compra que antaño manejaban, entre otros, Serrano Gámez y Enrique Ruiz, “Serranillo”, otrora constructor de cabecera de Ramón Palacios- y un centro de ocio en Maristas. Paralelamente, no ha de olvidarse el centro comercial que planea en la limítrofe La Guardia, junto a la A-44, otro alcalde del PP, Juan Morillo. ¿De dónde pensarán sacar consumidores para tamaña oferta de centro comerciales en una ciudad donde los existentes –La Loma y El Corte Inglés- capean la crisis, ante la falta de clientela, haciendo de la necesidad virtud, o achicando espacios como diría un entrenador argentino en la sala de prensa postpartido? Desengañémonos, no hay clavos para tanto martillo.
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