El portavoz del ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Hasan Qashqavi, confirmó que su país aceptará finalmente la invitación extendida por la Casa Blanca y participará en la cumbre internacional sobre el futuro de Afganistán que se celebrará en La Haya el próximo martes.
“Irán participará. Aunque todavía no se ha decidido a qué nivel”, declaró Qashqavi a los periodistas en Teherán.
Desde que el pasado día 6, y en un gesto de escasos precedentes, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ofreció un asiento a Irán, las conjeturas apuntaban a que los retos y amenazas comunes en Afganistán llevarían a ambos enemigos a compartir escenario.
La inestabilidad en Afganistán supone un quebradero de cabeza similar para Washington y Teherán, pero también una misma oportunidad para apuntalar su influencia en una región de alta importancia estratégica, puente entre Occidente, Rusia y dos economías emergentes como la India y China.
Además de garantizar su influjo, la Casa Blanca pretende erradicar cualquier tipo de amenaza procedente de la red extremista Al Qaeda y de aquellas organizaciones radicales islámicas vinculadas con el terrorismo internacional.
Esos mismos grupos, asentados en las regiones montañosas de Paquistán y Afganistán, suponen igualmente un factor de inestabilidad para Irán.
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