Emotiva exaltación de la Saeta

Juan Ávila encandiló a los presentes con una magnífica declamación

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
  • Juan Ávila durante el discurso. -
La noche se presentaba inmejorable luna llena reinaba en toda su plenitud en el cielo carmonense, parece como si hasta desde el cielo se hubieran puesto de acuerdo, para que la A. C. F. Amigos de la Guitarra, celebrara por todo lo alto su cumpleaños número diez, en lo que a ediciones de la Exaltación de la Saeta se refiere. Abundante público que llenó por completo el salón de socios de la peña, hasta el punto de que una pequeña parte del mismo tuvo que ver el acto de pie.

Los presentes quedaron sorprendidos con la espectacular entrada en la sala de la parte musical del acto. La Banda de CC. y TT. Nuestra Señora de Gracia, hizo su aparición entrando por la puerta del salón de socios, interpretando magistralmente la marcha "Mi Cristo Moreno", a la vez que se descubría el escenario que cada año Jesús Camacho monta para esta especial ocasión. Impresionante. Nos trasladamos a la calle "Enmedio", con una puerta de Casa Palacio desde la que sale una Cruz y dos casa puertas preciosas con sus ventanas y balcones. Parecía real. Parecía una sección cortada finamente con bisturí de cualquier calle de Carmona. Parecía que todos se habían puesto de acuerdo para bordarlo la noche de la Décima Exaltación de la Saeta, y Jesús Camacho y los miembros de la Junta de la Peña se sumaron a esta sensación con ese espectacular escenario.
Llegaba el momento de las primeras saetas, y las primeras ovaciones, que recibieron los saeteros Kiki de Castilblanco, Aroa Cala, Raúl Montesinos, y Rocío Alcalá. Ovación que también recibió una vez más la Banda de Cornetas y Tambores, tras la interpretación del tema que da título a su recién estrenado segundo disco, ‘Una Palabra Tuya’. Y tras la música, de nuevo la palabra, que la sobrina del Exaltador, Teresa Ávila Guisado, encargada de hacer la presentación del mismo, regaló para su tío al que se refirió con la emotiva definición de "tío, maestro, y amigo".

La expectación que Juan Ávila había levantado se vio de nuevo recompensada. El pregonero comenzó con unos preciosos versos al cante homenajeado, antes de dar el saludo protocolario a las Autoridades presentes en el acto. Tuvo recuerdo para los anteriores exaltadores, con anécdota incluida sobre cómo se le encargó su exaltación hace tres años, para que fuera el encargado de pregonar y alabar al cante flamenco cofrade por excelencia, en su décima edición. Recordó nombres de los que ya no están como Joaquín Sánchez Matamoros, o de cofrades que dieron su visión más procesional de la saeta, como Juan Manuel Jiménez Pérez, o grandes literatos de la ciudad como Antonio Montero, teniendo también el guiño cariñoso para su predecesor, Francisco de Paula Hidalgo Rosendo.

El exaltador hizo un repaso breve por la historia de la saeta, llegando a dar unas claras referencias a los orígenes de este cante flamenco y cofrade, y señalando incluso la referencia de que la saeta no era desde sus principios un cante aislado y breve como existe en la actualidad, si no que eran estrofas de una composición mucho más extensa.

También tuvo, entre versos emotiva y perfectamente declamados, recuerdo para la impresionante labor de la Escuela de Saeteros, en la que se detuvo para ir dedicando unas palabras a todos sus miembros, empezando por el maestro del cante Paco Moya, y resaltando virtudes de todos y cada uno de los alumnos que Juan pudo escuchar la pasada Semana Santa. Esta parte de la exaltación fue agradecida por parte del público con varias ovaciones. Continuaba Ávila con una preciosa poesía dedicada a los que magistralmente cada año riegan nuestros sentidos en Semana Santa con su voz. Y con las palabras de ‘¡Ay, si yo fuera saetero!’, hizo un repaso por todas y cada una de las Hermandades de nuestra ciudad. Digno de destacar la referencia que hizo Ávila al valor que tiene el que la saeta sea un cante que se prodigue no solo por profesionales del Cante Flamenco, definiéndola como un cante de sentimiento popular, para el que no hace falta la profesionalidad, si no el sentimiento, ya que como dijo el propio Ávila, es otra forma de hacer oración.

Finalizaba su alocución el exaltador, con una preciosa poesía final a la Saeta y a la A. C. F. ‘Amigos de la Guitarra’, que provocó una sonora y extensa ovación final de casi dos minutos. Ahora era el turno de la música, ya que el turno de la palabra había finalizado de manera tan brillante. ‘Penas de Triana’ fue la marcha que de nuevo impecablemente interpretó la Banda, a la que siguió una segunda ronda de Saetas. Después de nuevo la Banda, con ‘María Santísima del Rocío’, y una tercera ronda de Saetas que hicieron vibrar a los presentes, con la incursión de una alumna del Curso de Saetas que también hizo su aportación local al repertorio de Cante Flamenco de la noche.

Y tras la interpretación de ‘El desprecio de Herodes’ y el Himno Nacional por parte de "Nuestra Señora de Gracia", se puso fin a una noche memorable, en la que todas y cada una de las partes, especialmente el Exaltador, estuvieron sencillamente brillantes, y así se lo reconoció el publico a la Peña, a los Saeteros, a la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de Gracia y al propio Juan Ávila.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN