Los XII Premios Meridiana los concede el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), dependiente de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, para distinguir a aquellas personas y entidades que han destacado por su labor en defensa de la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres en nuestra comunidad autónoma. Los galardones fueron entregados en un acto, celebrado en Sevilla, que estuvo presidido por el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y el encargado de recoger el premio de la Empresa Pública Hospital Alto Guadalquivir fue Rafael Espino.
Para conocer más sobre este protocolo, hemos entrevistado a Rafael Espino.
1.- ¿En qué consiste este protocolo?
La violencia doméstica supone uno de los grandes problemas de convivencia de nuestra sociedad, con unas cifras estimadas de 300.000 personas maltratadas al año en España, de las que sólo el 5% presentan denuncia, conociéndose por tanto este pequeño porcentaje de casos. Cada año el número de muertes secundarias a los malos tratos aumenta en nuestro país, estimándose que “cada cinco días muere una mujer víctima de malos tratos en España” (Asociación de mujeres Juristas Themis, 2001).
Desde el punto de vista legal, toda persona que por razón de su profesión, cargo y oficio tuviese conocimiento de que se ha cometido un delito tiene la obligación de comunicarlo a la autoridad judicial (Art. 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). En el artículo 355 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal se especifica explícitamente que el médico que atienda a una persona que se ha visto envuelta en una actividad delictiva debe ponerlo en conocimiento del Juzgado de Guardia. Por otra parte, en la Ley General de Sanidad, se indica la obligación de informar a la víctima del contenido del informe al Juez (Art. 10).
En el trato diario con los pacientes, un alto índice de sospecha puede hacernos conocer situaciones ocultas de malos tratos. Una adecuada actuación de los profesionales sanitarios puede evitar una situación potencialmente peligrosa y la posibilidad de lesiones graves.
Con estas premisas se desarrolla el protocolo de atención a Víctimas de Violencia de Género, que tiene el objetivo de que todos los profesionales que estén en contacto en algún momento con la mujer, sepa qué hacer, cómo hacerlo y qué soluciones debe ofrecer a la víctima de maltrato.
Este protocolo lleva al profesional de la mano para poder hacer bien las cosas con la víctima, intentando no victimizarla, resolver los problemas de salud que presente y terminar presentándole los recursos a los que tiene derecho.
Es un proyecto que permite facilitar la labor asistencial en el momento de la agresión, por un lado, y coordinar desde un principio a las distintas instituciones implicadas en la atención a los malos tratos por otra.
El factor clave es conseguir una mayor información y formación de los profesionales sanitarios en relación a los malos tratos, logrando una mayor seguridad del profesional ante el mal trato, una continuidad de la asistencia a las personas maltratadas y asegurando una coordinación intersectorial.
2.- ¿Qué diferencia el trato de una paciente en urgencias aplicando el protocolo, en relación al resto de los pacientes?
Desde el inicio reciben una prioridad preferente, 1 ó 2, es decir, máxima prioridad por gravedad en su atención en urgencias (utilizamos prioridades de 1 a 4, de mayor a menor gravedad), implicando mayor atención y ser atendida antes, priorizando a la paciente al resto de pacientes con prioridad 3 o 4.
Además la víctima está acompañada en todo momento y se le facilita una sala para preservar su intimidad y para que pueda afrontar la ansiedad y la dramática situación que vive con más tranquilidad que en la zona común de las urgencias.
3.- ¿Qué supone la concesión del Premio Meridiana concedido recientemente por la Junta de Andalucía?
Significa el reconocimiento al trabajo en equipo, al trabajo por la igualdad pero sobre todo, el reconocimiento de un trabajo que persigue un solo objetivo: garantizar los derechos de un colectivo vulnerable, de un colectivo compuesto por mujeres víctimas de violencia a manos de su pareja, en definitiva, un trabajo que garantiza los derechos de un colectivo compuesto por personas.
Estoy seguro de que este premio también reconoce esta garantía y, por ello, me gustaría que mi primer agradecimiento estuviera dirigido a las mujeres, por la confianza que han depositado en sus médicos, en las personas que, desde el otro lado de la mesa hemos intentado reducir su dolor. Confianza a través de la cual hemos podido, en algunos casos, mostrarles otro camino.
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