El fiscal explicó que hasta el momento 9 de los 10 empleados en la filial Productos Financieros que recibieron compensaciones más elevadas han estado de acuerdo en devolver las cantidades recibidas y en total son 15 entre los 20 con compensaciones más altas.
El fiscal neoyorquino investiga la entrega reciente de compensaciones millonarias a directivos y empleados de la subsidiaria financiera, que ha suscitado fuertes criticas por parte del presidente de Estados Unidos Barack Obama y de los legisladores, así como entre la ciudadanía.
Cuomo reveló que alrededor del 47% de la cantidad total o unos 80 millones de dólares, fueron concedidos a empleados estadounidenses.
El fiscal anunció la pasada semana que la aseguradora American International Group (AIG) había pagado bonificaciones de al menos un millón de dólares a 73 empleados, de los que once ya no trabajan en la empresa.
El fiscal exigió a la compañía que le entregase toda la información relativa a las compensaciones abonadas a individuos empleados en su problemática filial, que puso a la aseguradora al borde de la bancarrota y necesitada de fondos públicos con urgencia.
Cuomo constató que un individuo a quien no identificó obtuvo más de 6,4 millones de dólares en compensaciones y que los siete más premiados se llevaron más de 4 millones cada uno.
Veintidós directivos recibieron primas de al menos 2 millones de dólares y entre los once millonarios que ya no trabajan para la empresa, uno de ellos recibió 4,6 millones de dólares en bonificaciones, según la fiscalía.
"Han hecho lo que es correcto", manifestó Cuomo en un comunicado de prensa dirigiéndose a aquellos que devuelven las cantidades.
"Han hecho lo que este país necesita y exige en estos momentos", agregó Cuomo y les agradeció su decisión de devolver las bonificaciones y por "dar un ejemplo al resto de la compañía".
Bernanke , con las manos atadas
Por su parte, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dijo ayer que él quiso impedir que AIG pagara primas a sus directivos después de que el Gobierno de EEUU invirtiese miles de millones de dólares para evitar su quiebra.
Bernanke, que compareció ayer junto al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ante el Comité de Finanzas de la Cámara de Representantes, explicó que la decisión de la Reserva Federal, el 16 de septiembre de 2008, con el apoyo pleno del Departamento del Tesoro, de prestar hasta 85.000 millones de dólares a AIG debe verse en el contexto de las graves consecuencias que hubiese tenido el hundimiento de la firma para el sistema financiero.
El gobernador del banco central de EEUU dijo que cuando se enteró de las "primas de retención" -pagaderos a los directivos para que siguieran trabajando con AIG- su reacción fue que "era muy inapropiado que se dieran bonos sustanciales a los empleados de la división que había sido la causa primordial del colapso de AIG".
"Pedí que se impidieran los pagos, pero se me informó de que debían cumplirse por contratos previos a la intervención del gobierno", dijo Bernanke.
"Pedí que se iniciara una demanda para impedirlos, y la asesoría legal me aconsejó contra ese curso de acción", agregó.
Bernanke y Geithner pidieron a los legisladores que amplíen las atribuciones de sus respectivas agencias para decidir sobre la liquidación de firmas financieras de una manera ordenada.
Ambos explicaron que con la legislación actual, todo lo que las agencias federales pueden hacer es intervenir los bancos y cerrarlos, y que por ello la Reserva Federal y el Tesoro tuvieron que improvisar ante la crisis financiera que afectó a los bancos, las firmas financieras y las aseguradoras más grandes.
Bernanke dijo que, debido a la exposición que bancos, gobiernos estatales y locales y fondos de dinero tenían ante una eventual quiebra de AIG, Estados Unidos encaró el año pasado "una crisis al estilo de la Gran Depresión de los años 1930".
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