Sánchez ha destacado que las singulares condiciones de este macizo montañoso, que alberga las cumbres más altas de la Península Ibérica y donde se reproducen climas y vegetaciones de zonas árticas a subdesérticas, lo convierten en “observatorio ideal” para el seguimiento del cambio global, cuyas principales manifestaciones son el cambio climático, la transformación de suelos, la contaminación o la sobreexplotación.
Sierra Nevada alberga unas 2.100 especies vegetales, una cuarta parte de las de la Península Ibérica, de las que 80 son endémicas y acumula el mayor número de plantas amenazadas de la península. Además, concentra el 30% de la flora española, pese a representar sólo el 0,4% de su superficie, y el 7% de la flora de la región mediterránea aunque sólo supone el 0,01% de su extensión, lo que la convierte en el principal centro de diversidad vegetal del Mediterráneo Occidental.
Este macizo montañoso también es idóneo para comprobar el impacto del cambio global en los espacios protegidos pues sus frágiles ecosistemas acusan los cambios de forma muy brusca. Por ello, Sierra Nevada es la única Reserva de la Biosfera española seleccionada por la Unesco para participar en el Programa Glochamore, encargado del seguimiento del cambio global en regiones de montaña.
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