El Cádiz jugó ayer uno de los mejores 45 minutos de 2009 y se fue al descanso 0-1. Luego, sucumbió a la pegada del Granada.
El Cádiz perdió ayer un partido difícil de explicar para alguien que no lo viera y que confíe plenamente cualquier lectura en el resultado. Los amarillos jugaron uno de los mejores 45 minutos de este año 2009, pero se fueron abajo en el descanso. En la segunda mitad, errores en la zaga y la pegada del Granada condenaron al equipo amarillo, que pese a todo estuvo a punto de protagonizar otra remontada tras haber ido 0-3. El equipo de Javi Gracia pudo y debió ponerse por delante en el marcador incluso 0-2 en los diez primeros minutos de juego. Tras navegar contra todos los elementos estuvo a punto de protagonizar al final otra remontadas de las que tanto está prodigando este año. Pese al marcador y a que fuera siempre por debajo en el choque, los cadistas acumularon muchas más ocasiones de gol y acercamientos que su rival. El Cádiz comenzó el encuentro arrollador. Enrique antes del minuto y medio de juego dispuso de la primera ocasión, pero a su remate de cabeza le faltó fe cuando estaba solo en el segundo palo. Los amarillos impusieron un alto ritmo de inicio y el juego se desarrolló en los primeros compases en el área de Félix Campo. Con ocasiones para los amarillos, tanto en llegadas como a balón parado, pero sin acierto. En la primera ocasión que se asomó el Granada con peligro se produjo el penalti. Juanma Delgado y Fleurquin hicieron la misma cobertura a Raúl López tras una perdida de balón de los cadista, lo que provocó un hueco tremendo en el corazón del área. Lafuente mandó ahí el balón y Altuna remató con la oposición de Dani Fragoso, pero se encontró una mano sensacional de Casilla. Incomprensiblemente y tras el despeje el colegiado señaló la pena máxima (¿en los penaltis hay la ley de la ventaja?). Ocaña lo transformó con tranquilidad. Los amarillos no se descompusieron y continuaron atacando con el mismo plan, sin apresurarse. La paciencia debía ser una de las principales virtudes del juego local a partir de ese momento, y así lo entendieron también los futbolistas. Los huecos y las ocasiones irían apareciendo. Y lo hicieron. Ormazábal y Enrique disfrutaron de las más claras, pero el primero ni siquiera remató y al extremo se le marchó arriba su disparo en el área pequeña. Los cadistas llegaban en oleadas, aunque faltaban algunos efectivos a la hora de rematar. Toedtli se desenganchaba para oxigenar y su ausencia en el área se notaba. Sobre todo en algunas de las llegadas de Raúl López o López Silva por la banda izquierda, muy activa durante todo el choque. El tanto no llegaba y los amarillos bajaron un poco el ritmo. El Granada se estiró y dio un par de avisos. Tampoco como para cortar la respiración a la grada, pero sí para dejar claro que el Cádiz estaba muy flojo por el centro de la defensa. Los amarillos comenzaron a perder pronto el balón y la paciencia con el colegiado, que encima adoptó una postura altanera con los futbolistas locales, echando gasolina el fuego de su cabreo. Entre protestas y tímidos intentos del Granada se llegó al descanso, y el Cádiz salió a morder en la reanudación. A morder arriba, con dos ocasiones en los primeros tres minutos, pero dormido atrás, donde siguió concediendo muchas facilidades. De la enésima falta más que rigurosa a favor del Granada llegó el 0-2. Los visitantes pillaron dormida a la zaga local sacando un golpe franco rápido y Lafuente llevó el balón a la red con habilidad. Apenas siete minutos después el propio Lafuente cazó en el área pequeña un rechace de Casilla tras un córner y puso el 0-3 en el marcador. Con el cambio preparado antes del tercer tanto visitante, Javi Gracia retocó el dibujo de su equipo y sacó a Manu Barreiro en lugar de Fleurquin. El Cádiz se volcó en ataque con dos hombres altos y arriesgó quedándose con tres hombres atrás mientras Dani Fragoso hacía doblete incrunstándose en el centro del campo para que Ormazábal se pudiera incorporar el ataque. La izquierda seguía siendo el lado fuerte cadista. Allí, López Silva expulsó a Javi García provocándole dos amarillas en ocho minutos. El equipo amarillo trató de aprovechar esa vía de agua. Braojos movió el banquillo para minimizar el daño y Javi Gracia lo hizo para refrescar la banda izquierda con Álvaro. Lo cadistas llegaron y comenzaron a embotellar a su rival. El balón circulaba con criterio y velocidad, pero los centros no encontraban rematador o cuando el balón entraba en el área faltaba calidad. Pese a todo, daba la sensación de que los amarillos marcarían y que incluso podrían asustar en los minutos finales, pero el primer tanto tardó en llegar. A falta de algo más de un cuarto de hora Enrique encontró a Manu Barreiro, que aunque no remató limpio al menos logró marcar y devolver algunas esperanzas a los locales, que seguían asumiendo muchos riesgos ante un Granada con diez. Cuando el extremo se fundió, el equipo de Braojos dio otro pasito más atrás, pero no renunció a las contras. En cambio, el Cádiz fue perdiendo confianza y con ello llegada. Aún así, tuvo ilusión por empatar en los segundos finales, después de que, ya en el descuento, Toedtli transformara con suspense y algo de fortuna un penalti cometido por Suárez sobre el propio argentino. Fuera de tiempo ya, una falta lateral volcó a todo el Cádiz en el área ganadita, pero no hubo remate en ninguno de los dos centros que se produjeron. Con la nueva derrota en casa, los cadistas ven como se le acercan a seis puntos el Jaény a diez el Poli Ejido.