Originariamente un pergamino es un material hecho con la piel de una res u otros animales, especialmente fabricado para escribir sobre él. Etimológicamente, su nombre procede de la antigua ciudad de Pérgamo, donde al parecer existía una gran productividad de este tipo de material, de gran calidad, aunque se sabe que se usaban pergaminos desde mucho antes de que existiese dicha ciudad. Y es que desde la Antigüedad se utilizaron para escribir textos literarios, sagrados, o de otro tipo. Con anterioridad a su existencia se usaba el papiro que era un material más frágil e incómodo tanto para el copista como para el lector.
No obstante, y pese a que el devenir de los siglos ha ido introduciendo nuevas técnicas de escritura, mucho más avanzadas y pragmáticas, nunca ha dejado de haber personas dedicadas a la elaboración de este tipo de escritos o documentos, más que por necesidad, por el simple hecho de satisfacer su afición por esta antigua técnica.
Un claro ejemplo de ello lo tenemos en Cartaya, concretamente en la figura del bibliotecario y archivero municipal. Y es que Rafael Méndez descubrió hace ya varios años su pasión por la elaboración de este tipo de documentos, y siempre que tiene un hueco se introduce en su propio túnel del tiempo para seguir los pasos de aquellos eruditos que nos han legado buena parte de la historia de la humanidad a través de sus pergaminos.
La afición a la realización de documentos miniados, orlas y pergaminos le viene a Méndez (55 años) de su afición al dibujo y sus primeros ensayos los hizo en el año 2000 para ilustrar las portadas interiores de la revista de su pueblo natal, Cartaya. Y es que a Méndez también le apasiona el dibujo a plumilla, lápiz o grafito, poseyendo una amplia colección personal “sobre temas muy cartayeros”. Muchos de ellos se han publicado en diversas revistas y folletos de carácter local, o incluso en una publicación de la Hermandad de la Sagrada Lanzada de Huelva.
El soporte que usa para los documentos miniados suele ser papel grueso apergaminado, blanco o de color tostado, y los materiales pintura acrílica, lápices de colores, grafito o sanguina, acuarelas y rotuladores especiales. El tamaño de sus trabajos suele variar, predominando el A3 o similar. “Me gustan las grandes dimensiones no solo para perfilar con más detalle los dibujos –asegura- sino también para añadir más motivos o elementos ornamentales”.
Por otra parte la ornamentación y el colorido depende del tema, personaje o motivo de cada documento. “En alguno he realizado incluso el dibujo de la persona homenajeada, aunque esto entraña una gran dificultad y trabajo” apunta. Pero “por regla general, si el trabajo es para una hermandad, se suelen plasmar sus emblemas, escudos, banderas, estandartes o ángeles, normalmente enmarcados por una orla de hojas de acanto en tonos diversos”. “En otras ocasiones –prosigue- se añaden dibujos emblemáticos de la zona de residencia del homenajeado enlazados entre los ramos que componen la orla”.
Cuando se trata de destacar al personaje al que se dedica el pergamino se añaden figuras o motivos concretos que se identifican con él por su trabajo o ciudad natal.
El fondo del pergamino lo suele colorear ligeramente, rematando sus trabajos con el recorte de los bordes, que también lo hace él directamente.
Asegura Méndez que su principal fuente de inspiración han sido los miniaturistas medievales y de los siglos XVI y XVII, sintiendo una especial predilección por los grabados del siglo XIX.
Hasta ahora ha realizado todos sus trabajos “por pura afición” y “como obsequio para personas o hermandades: hermanos mayores de las Fiestas de El Rompido, destacados hermanos fallecidos de la Hermandad del Rocío de Cartaya, o para homenajes de la Hermandad de San Isidro Labrador de dicho municipio. Igualmente ha realizado algunos más pequeños para personas a título particular.
Sus últimos trabajos se publicaron en la Revista de la Feria de Octubre de Cartaya del pasado año, para la que elaboró mediante la técnica del pergamino la cubierta y las portadas de las distintas secciones.
Finalmente Méndez asegura que la elaboración de un pergamino entraña una “enorme laboriosidad”, por lo que se invierte mucho tiempo en su diseño y confección, “sobre todo teniendo en cuenta que siempre son dibujos pintados originales”. Es por ello por lo que concluye afirmando que los principales secretos para hacer un buen pergamino están en “tener mucha paciencia y buena vista”.