Las trompetas del Apocalipsis o The Hum, ese fenómeno acústico de difícil explicación e incierto origen y que no todo el mundo puede oír, se escuchó en la madrugada del martes 7 de enero no solo en la capital gaditana, sino en diversos puntos de la provincia y por un buen puñado de testigos.
Fue Andrés González, un gaditano de 37 años y carpintero de profesión, con residencia en la calle Doctor Dacarrete de la capital quien se presentó a este medio como primer testigo del excepcional fenómeno, y no solo eso, sino que además de prestar su testimonio aportó una serie de archivos sonoros que él mismo grabó con su teléfono móvil y que luego condensó en un único archivo llamado The Hum.
A raíz de la publicación en Viva Cádiz de este hecho, fueron numerosos los testigos del The Hum que se han sumado a la causa con su testimonio y además han prestado una declaración en forma de comentario en la web de andaluciainformacion.es, la mayoría en en centro de Cádiz, pero los hubo también en localidades tan lejanas como San Fernando, Río San Pedro, Puerto Real, Jerez de la Frontera o Zahora.
Así, y a modo de ejemplo, un lector llamado Santiago afirmaba que “desde Pericón de Cádiz también se escuchó. No sabría decir la hora pero si que duró bastante tiempo y se hacía insoportable”; Rafa decía que “desde la zona de San Severiano también lo escuché”; Isabel escribía en la web de Viva Cádiz que “yo también lo escuché. Vivo en la calle Sagasta y me resultó muy molesto” y Christian decía que “nosotros lo oímos desde la plaza del Mentidero, eran las 4.30 y pensé que eran las grúas de astilleros”.
Desde la calle San Francisco, pasando por los barrios de San Severiano o Loreto, por las calles Columela, Compañía o por el Campo del Sur corrió como la pólvora ese zumbido similar al de un motor en la lejanía y con la oscuridad que proporcionaba el manto negro de la noche del 6 al 7 de enero.
Espeluznante, inquietante, misterioso, increíble o extraño son algunos de los calificativos con los que se describe a este fenómeno por aquellos que lo han sentido.
Por otra parte, cabe señalar que la publicación del fenómeno del The Hum trajo consigo que un nutrido grupo de testigos pudiera salir del armario que supone el hecho de haber escuchado algo tan raro e inusual que en el caso de contarlo el primero se corre el riesgo de quedar ante la sociedad como de loco o iluminado, ya que no todo el mundo puede percibir las trompetas del Apocalipsis y hay otros muchos que a pesar de sentir The Hum y para evitar ser tratado de loco, se escudan en explicaciones empíricas como que los sonidos proceden de grúas de obras cercanas, maniobras de buques o chirriar de metales, por ejemplo.