El funeral de Nelson Mandela será recordado como un homenaje al hombre que luchó por la defensa de los derechos humanos de sus conciudadanos pero también se recordará por varias anécdotas que sucedieron. Casualmente todas ellas tienen que ver con Barack Obama, el presidente de los Estados Unidos.
Nada hacía presagiar que un acto tan conmemorativo iba a convertirse en una riña de celos protagonizada por el matrimonio Obama y Helle Thorning-Schmidt, la primera ministra de Dinamarca. Todo comenzó con un afable saludo entre el mandatario estadounidense y la líder danesa. Tras unos minutos de conversación entre ambos, decidieron hacerse una autofoto o "selfie" con el móvil de Helle. Algo que no debió hacer nada de gracia a Michelle Obama.
Después de una animada conversación en los que la simpatía y complicidad estaban muy presentes. Michel tomó la decisión de poner tierra de por medio y cambió el sitio a su esposo, interponiéndose entre medias de los dos.
Terminado el funeral de Mandela, la pareja volvió a Estados Unidos entre el revuelo causado por las imágenes en las que se podía apreciar la complicidad entre Obama y la primera ministra danesa, con el posterior enfado de su esposa. La pareja presidencial quiso acallar todas los rumores y reaparecieron bajándose de su avión agarrados de la mano y muy cómplices ambos.
Una anécdota que ha dado la vuelta al mundo y que se une a la del saludo de Obama con Raúl Castro y al del falso intérprete para sordos.