Un amago de infarto del acusado suspende el juicio por segunda vez

El imputado se desvaneció en la sala y se dio un fuerte golpe en la cabeza contra la tarima

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  • Una ambulancia del 061 espera al imputado a las puertas de la Audiencia para trasladarlo al hospital. -
  • La vista volvió a ser aplazada para el 22 de mayo
  • Aseguró que todas las acusaciones son ?inciertas?
 “Esto no va a acabar nunca”. Así de indignada se mostraba ayer un familiar de la esposa de Antonio G.C, de 66 años, tras conocer que el imputado por un delito de amenazas, coacciones, malos tratos habituales y por retener a su esposa varios días en su domicilio el pasado verano, había sufrido un amago de infarto durante la vista. Como consecuencia, el juicio volvía a aplazarse por segunda vez al 22 de mayo. 

Los hechos se produjeron cuando había transcurrido sólo media hora de la vista. En ese momento, cuando el juez se disponía a leer los escritos de la Fiscalía, que solicita 15 años de cárcel para el acusado, y de la acusación particular, que pide 20, el imputado, que escuchaba de pie al magistrado, se desvaneció y se dio un fuerte golpe en la cabeza contra la tarima. 

Después de que el agente que lo custodiaba lo reanimaran, una ambulancia del 061 se trasladó al edificio de la Audiencia Provincial para trasladarlo al Hospital de Jerez. Esta vez la cosa había pasado a mayores, puesto que si en enero ingirió un bote con agua y lejía que le provocó una gastritis leve en su celda poco antes de ser trasladado a Jerez para ser juzgado, ahora había sufrido un amago de infarto, que se suma a los tres anteriores que ha tenido a lo largo de los últimos meses. 

Así las cosas, una vez que el acusado sea dado de alta, regresará al centro penitenciario de Puerto III, donde cumple prisión preventiva desde julio. No obstante, antes de que se produjeran los incidentes, los escritos de la Fiscalía y de la acusación particular, ejercida por Pedro Pérez, de los que hizo lectura el juez hicieron referencia a episodios de “malos tratos habituales”, “falta de lesiones”, “amenazas graves”, “coacciones” contra su esposa, sus dos hijos y su cuñado, con síndrome de Down, durante los 38 años que compartieron en el domicilio conyugal. Unos hechos que el acusado llegó a calificar inicialmente como “inciertos”.

“Tirarla por la ventana”
En este sentido, los escritos de los que hizo lectura el magistrado relataron hechos que describían al acusado como “una persona controladora”, que humillaba frecuentemente a su hija, y que llegó a amenazar a su esposa “con quemar el piso” y “tirarla por la ventana” si se marchaba del domicilio familiar. De igual manera, el propio juez también relató un episodio “grave” cuando la víctima denunció que fue “zamarreada” y consiguió “escapar”, refugiándose en casa de unos vecinos, mientras el acusado “la esperaba en el rellano con un cuchillo en la mano”. Hasta 11 personas estaban citados como testigos para dar su versión de los hechos y tendrán que regresar de nuevo en mayo. 

Un juicio demasiado “accidentado”
En sólo tres meses, los letrados de ambas partes han tenido que ver cómo la vista oral por este caso, conocido como el secuestro de Vistalegre, era suspendido por cuestiones de salud del acusado. Ayer, Pedro Pérez, que ejerce la acusación particular, reconocía que era la primera vez que se enfrentaba a un juicio tan “accidentado”.

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