Hay un axioma del mundo financiero que concluye que la evolución de la Bolsa descuenta el futuro. Así, los parqués pronosticaron en su momento los tiempos adversos de la crisis y ahora parecen augurar los de la recuperación. El Ibex 35 de la bolsa española ha superado recientemente la cota psicológica de los 10.000 puntos, nivel que no alcanzaba desde hace dos años. Además este rally alcista se extiende a los índices de los principales mercados bursátiles mundiales impulsados por la mejora de los datos “macro” que se vienen publicando. Efectivamente, después de una prolongada etapa recesiva de nuestra economía, parecen existir signos evidentes, confirmados por analistas, organismos e instituciones y destacadas personalidades del mundo empresarial y financiero, que auguran una próxima recuperación, aunque todos coinciden en señalar que estará caracterizada por su debilidad y lentitud.
La incógnita, en mi criterio, radica en considerar si este rumbo alcista tiene un recorrido amplio o puede verse frenado próximamente. A este respecto los analistas coinciden en destacar que, en un escenario normalizado y estable, este potencial positivo debe prevalecer y extenderse a lo largo, al menos, del próximo año. Sin embargo, ese escenario necesario para consolidar esta tendencia está supeditado a una serie de riesgos que pueden interferirla. Me refiero concretamente a si, finalmente, la FED de EEUU desistirá en su política monetaria de los estímulos que está utilizando actualmente, si Grecia necesitará ese tercer rescate que todo el mundo vaticina, si el resultado del examen a los principales bancos de la UE corroborarán su teórica buena situación patrimonial, si se respaldarán las directrices que marque Alemania en lo que respecta a la Unión Bancaria y al impulso definitivo de las políticas monetarias que debe aplicar el BCE para apuntalar la incipiente recuperación de la zona, a la presumible discriminación de la deuda soberana por parte del BCE, a si definitivamente lograremos controlar la evolución de nuestro déficit fiscal y el nivel que alcance la prima de riesgo y, en definitiva, si ese escenario necesario no sufrirá otras convulsiones que puedan alterar su positiva situación actual.
En cualquier caso, es conveniente tener muy presente que a los niveles actuales se debe extremar la cautela que siempre debe presidir la inversión en bolsa. El mercado ha ofrecido, hasta ahora, verdaderos “chollos” que, a estas alturas, después de que los índices hayan escalado un 60% en los últimos 15 meses, las cotizaciones de la mayoría de los valores han alcanzado un nivel más o menos adecuado. En mayo de 2012, cuando el rescate bancario estaba al caer, las empresas cotizadas en la bolsa española lo hacían al 0,77% de su valor en libros, actualmente el ratio entre este valor y las cotizaciones del Ibex está en 1,43% y aunque, todavía, siga siendo un ratio atractivo, ha perdido buena parte del precio de oportunidad que ha mantenido hasta ahora. Un profundo análisis de cada valor y un desinteresado asesoramiento son ahora más imprescindibles que nunca.
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