La Hermandad del Rocío de Cartaya ha localizado este domingo a la ganadora del concurso ‘Caca de la vaca’, que ha permitido a la joven cartayera de 27 años Rocío Díaz Galvín ganar 6.000 euros por tener la papeleta que pronosticaba donde defecaría una vaca en la madrugada anterior.
Un certamen que terminó pasadas las 6.00 horas de la madrugada del domingo y en el que participaron más de 4.000 personas, que reservaron, por 2,5 euros, una de las 6.800 parcelas en las que fue dividido un terreno, por el que una vaca pastó entre la tarde del sábado y la madrugada del domingo, hasta que defecó seis minutos después de las seis.
La portavoz de la Hermandad del Rocío, Carmen María Moreno, ha señalado que la ganadora se había marchado del lugar donde se estaba celebrando el concurso muy poco tiempo antes de que la vaca defecase, por lo que no se ha enterado hasta pasado el mediodía del domingo de que tenía en su poder la papeleta con el número 1.265, que le ha proporcionado 6.000 euros en efectivo.
Curiosamente, se trata de una de las patrocinadoras del certamen, ya que es propietaria de una tienda de modas en el municipio, y a cambio de su ayuda recibió 20 papeletas de las 6.800 que se vendieron.
La portavoz de la Hermandad ha señalado, no obstante, que había muchas posibilidades de que la papeleta no se hubiese vendido en Cartaya, por lo que se estableció un tiempo de quince días para que fuese reclamado el premio. La próxima semana se llevará a cabo el acto oficial de entrega del premio.
ÉXITO MAYÚSCULO DE LA INICIATIVA
Se agotaron el sábado anterior las participaciones del sorteo, así como la misma noche del certamen los asistentes acabaron con toda la bebida y comida previstos por la hermandad. Y es que desde hacía varios días la expectación era enorme, tanto en Cartaya, como en los pueblos colindantes y del resto de la comarca, por saber quien ganaría finalmente 6.000 euros gracias a la ‘Caca de la vaca’.
Una original iniciativa puesta en marcha hace ya varios meses por la Hermandad del Rocío de Cartaya, con el objetivo de obtener fondos con los que financiar la carreta de su flamante Simpecado, estrenado este mismo año, y que ha superado, según Carmen María Moreno, “todas las previsiones iniciales”.
El mecanismo del sorteo fue muy sencillo: se soltó una vaca en un terreno previamente dividido en 6.800 pequeñas parcelas de 50 por 50 centímetros, cada una de ellas debidamente numerada y vendida al precio de 2,5 euros durante los meses previos. Tras la señal acústica lanzada por los organizadores justo a las doce de la noche del sábado al domingo, el ‘propietario’ de la porción de terreno sobre la que cayese la primera boñiga del rumiante, resultaría agraciado con los 6.000 euros en liza.
La expectación fue mayúscula y el curioso sorteo reunió desde las ocho de la tarde a más de 4.000 personas en torno al terreno en que fue soltada la vaca, por cierto de nombre Campanera, variedad lechera y procedente de la vecina localidad de Ayamonte, aunque de ascendencia portuguesa.
Pero el animal se lo tomó con tranquilidad. Parece que le gustara el papel de principal protagonista de la fiesta. Su aparato digestivo trabajó plácidamente hasta bien entrada la madrugada. Pero mientras tanto, en las barras instaladas por la hermandad para hacer más agradable la espera no cabía un alfiler, hasta que se agotaron prácticamente todas las existencias. Y así, mientras los asistentes disfrutaban al ritmo de la música en directo de un grupo flamenco, otro cubano, y varios Dj, fueron pasando las horas y la vaca llegó incluso a sestear en algunos momentos, en los que para mayor emoción, llegó incluso a recostarse en el suelo pasadas las dos de la madrugada. Definitivamente, pareció que la vaca se aliarse con el objetivo de la iniciativa permitiendo a la hermandad hacer una buena caja durante las más de ocho horas que la barra permaneció abierta al público.
Y es que la sabiduría popular es sabia, y la de la gente del campo más porque algunos ganaderos del municipio ya lo habían advertido previamente: “la vaca no defecará hasta bien entrada la madrugada, es algo natural” insistieron. Y así fue porque hasta seis minutos después de las cuatro de la madrugada, Campanera no reclamó definitivamente la atención y las miradas de todos y, por fin, soltó su preciada boñiga.
Las redes sociales en Cartaya echaron chispas durante toda la madrugada, sobre todo por parte de aquellos que se habían quedado en casa y que preguntaron con insistencia y repetidamente a los presentes en la fiesta a través de Twitter o Facebook si el momento esperado había ya llegado. El concurso, definitivamente, se había convertido no sólo en Cartaya, sino en media provincia, en todo un fenómeno social sin precedentes en esta localidad costera. Nunca una vaca, y menos su boñiga, habían reclamado tanta atención.
Con la ‘caca’ ya sobre el terreno, entró en acción el topógrafo del concurso, que previamente había dividido el terreno mediante las más modernas tecnologías digitales vía satélite. La música dejó de sonar, se hizo el silencio, y los aproximadamente 4.000 asistentes, papeletas en mano, aguantaron la respiración, porque, y esto era lo importante, nadie sabía qué trozo de parcela era el que correspondía a su papeleta. Una hora después, a las cinco y tres minutos, se hizo público el número de la parcela agraciada con la boñiga, la 1.265, cuyo afortunado propietario no se encontraba en la fiesta.
El anuncio de la parcela ganadora marcó así el final de una fiesta larga, intensa y muy curiosa, cuyos resultados han sido valorados muy positivamente por los responsables de la Hermandad del Rocío de Cartaya que, por supuesto, ya piensan en repetir el año que viene la iniciativa.
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